sábado, 5 de febrero de 2022

Coordenada cero

Puedo ocupar todas las noches y un amanecer;

puedo surgir de la nada o de raíces olvidadas;

puedo permanecer en la indigencia oculta;

puedo crecer tras los ladrillos, cual exánime flor.


Hablemos de lugares.

Arranquémonos esa tendencia vital.

Atestigüemos nuestras latitudes.


Puedo, o debo, habitar rincones sombríos;

debo sostener azulejos que se desprenden por rabia;

debo morar bajo tejas endebles y dispares;

debo camuflarme entre los vidrios y la madera mojada.


Te mostraré dónde anidan mis huellas,

qué sitio pueblan mis fantasmas,

en qué lugar residen mis verbos.


Mas también puedo, o quiero, alojarme en el rastro del viento;

quiero permanecer rodeada de paredes níveas y lienzos austeros;

quiero descender por largos visillos hasta la abertura;

quiero hallarme en la orilla, donde rompen las olas. 


Hablo de lugares, 

buscando el horizonte de mi sino, 

anhelando una señal en el dilatado recorrido.


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