lunes, 13 de diciembre de 2021

Como raudos caballos veloces

De repente, el ambiente se tornó cálido, 

nada se oía, nada importaba,

las pulsaciones acrecentaron,

el latido del corazón se aceleró,

pum pum, pum pum,

se escuchaban las palpitaciones

como raudos caballos veloces, 

el eco se esparcía por el interior 

de un cuerpo ya ajeno,

hasta las puntas de los dedos

alcanzaban las sacudidas,

la respiración quedó ahogada,

y las mejillas como ardientes

lugares de batalla,

asustaba el calor que desprendían

al son de la reverberación de latidos,

cuáles pellizcos incendiarios.

Súbitamente, algo inefable.

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