viernes, 20 de agosto de 2021

Fluir

Las gaviotas anidan en mi pecho;

profunda grieta triste y oscura. 

Cientos de ellas caminan sobre las heridas;

sienten miedo, asustan a las dudas. 


Las más sórdidas y crueles

abren las alas al pie de la desembocadura. 

¡Que el rojo cese su llanto!

¡Que el río no muera de amargura!

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