Te prestaré mis armas y me hallaré
vacía ante las llamas, fuego inmenso.
Nada más, ni mapas ni brújulas,
solo eso: un insignificante gesto.
Las manos frías, en un intento sumiso
de decir basta; ¿nada más?
Todo: reverencia hasta rozar
un ínfimo resquicio de armisticio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario