sábado, 1 de septiembre de 2018

Metáforas de Artemis

Caí en el error de ser el objeto de cambio,
de nuevo.
En mi agenda taché todo lo que se volvió innecesario,
de repente,
pospuse lo nuevo y lo viejo,
lo cotidiano, lo planificado,
todo por un deseo a corto plazo,
por un futuro inmediato.
Pasé toda la noche en vela
reproduciendo situación tras situación
en mi mente,
asustada por tanta cantidad de silencio
quizá por hablar demasiado.
Mis ojeras eran testigo de aquel impulso,
ese al que nunca puedo frenar,
al que nunca quiero frenar.
Y amanecí desnuda de presentimientos:
una débil lagrima en el viento,
un ave herida expuesta al miedo.
Recorrí sobre mis huellas pasadas
las nuevas idénticas,
mientras hilaba historias:
ideas ya con alas.
Adelanté el reloj pues supuse que,
como siempre,
las horas me alcanzarían raudas
y paralizarían el deshielo.
Idas y venidas que intercalaba
con humo seco.
Redirigí los acordes para sostener mi música,
estable.
Deslicé los dedos provocando un eclipse,
sin luna.
Cuál fue mi sorpresa que al terminar
ya había anochecido:
los suspiros llamaban a mi puerta.
Y regresé,
como vuelven los inviernos
para empujar a la primavera;
como reaparecen todas las promesas
al terminar una guerra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario