sábado, 1 de septiembre de 2018

Las mejores historias saben a mar


Vestida de azul y una leve sonrisa,
con la habilidad inherente
de desvelar secretos a medias
y la destreza impaciente
de contar minutos hacia atrás.

Descubrí, recorriendo tus párpados
con mis dedos inquietos,
que las superficies más sensibles
son altares al tacto hambriento
de divinidades quiméricas.


Esperaría hasta que amaneciera
todas las noches en aquel lugar:
donde las palmeras son sólo sombras
y las sombras se difuminan al pasar
para dejar espacio a la oscuridad.

De azul porque no hay nada más bello
que ese color creado entre el cielo y el mar.
Con una leve sonrisa porque
no hay nada más injusto que la tempestad
y nada menos libre que la calma.

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