martes, 26 de abril de 2016

Quirófano de muñecas



Perfilo mis labios de un color rojo que me asusta,
la imagen que proyecta la ventana se derrama,
me oculto entre libros desconocidos.
Nunca sobreviví a leer versos prestados.


Las esquinas se hacen cada vez más perfiladas
y los hilos se entremezclan como locos.
Describirlo es como coleccionar pétalos
de flores marchitas, rotas e imaginarias.


Sé que dentro de mi está esa pluma envenenada,
ese punto de inflexión que me otorga la calma,
ese cúmulo, esas ganas, ese ardor
que quema y destiñe el agua.


Poseo el interruptor que puede hacer que todo desaparezca,
bastaría con borrar de una en una las palabras
y simplemente hacer como si nada.


Mantengo los informes numerados e inconexos,
los expedientes que notifican las secuelas,
pero siempre me faltan las alas.

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