miércoles, 27 de abril de 2016

Átomos

Ten en cuenta que estamos compuestos por miedos;
no me sientas como algo lejano.


Desde la punta de tus dedos
se observa el recorrido de los escalofríos,
como trepan y surcan las telarañas
de miles de ecos reprimidos.


Tras las arrugas de tus manos
un inocente y húmedo suspiro,
que cabalga libremente
sin ataduras ni egoísmos.


En tus muñecas la cicatriz
de un mundo sumergido;
sin embargo, me hacen daño
las heridas de lo prohibido.


En tu pecho el desván
de los llantos rotos sin sentido,
que acompañan a los remordimientos
de mi rostro sobre tu ombligo.


Qué más da el escondite
de tus pies presos del frío.


Átomos diluidos caen del precipicio.
Siendo fieles a la gravedad,
tus pupilas deberían ser dueñas del viento,
dando tus pestañas el consentimiento.


Tiritar me hace libre,
ofrece un ir y venir de sentimientos,
una estela de latidos agitados
que hacen suyos tus antojos.


En tus mejillas una hoguera,
la desaceleración de un mar evaporado.
En tu figura, traficantes de oxígeno
jugando a caer en el olvido.


Y más allá de los silencios,
el placer de desvestir el ruido.
En tus palabras y susurros,
un cajón de objetos perdidos.


Hazles jurar a los espejos
que no se romperán enloquecidos.

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