Hace tiempo que no escucho música;
cuan insignificante detalle con tan extenso significado.
Sin embargo, lo más reseñable es que
no había sido consciente de ello hasta hoy.
Aunque si oía música hasta hace poco en la ducha,
lo que no se puede considerar equivalente;
ponía canciones aleatorias,
pero para camuflar el ruido exterior;
ahora escucho audiolibros, el último, "Tristana",
para fijar mis pensamientos y mantenerlos a salvo
hasta que llegue el momento.
En realidad, creo que había parte de consciencia
instintiva en el hecho de no escuchar música,
pues siempre me ha servido para liberar mi imaginación,
y en este momento necesito que no escape.
Este es tiempo de contención,
de proyección unidireccional, de empeño,
de un solo intento más...
Por ello, los acordes no tienen lugar;
de hecho, casi ningún sonido es alentador,
casi todo es ruido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario