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Nunca se me dio demasiado bien hablar sobre lugares,
poner el dedo en el mapa y acortar así las distancias;
los países, las aduanas, las zonas de embarque...
Mi patria es mi piel: el universo entre cicatrices y lunares.
Aún así, siempre sobreviven los cimientos,
el eje de la vida como decía Gabriel Rolón;
el origen: único indeleble, constante...
La Mágina de Muñoz Molina al otro lado de sus páginas.
Es por ello que siempre perteneceré en cierta medida a Huelma:
a su historia, tradiciones, naturaleza...
Y desde esa perspectiva me asomo a esta ventana de Mágina;
admirable la memoria que no cesa.
Sin embargo, siempre perteneceré mucho más a ciertas personas
que pueblan sus calles;
la gente que te hace volver es el verdadero secreto de la magia de los lugares.
Unos 10 años se cumplen de la partida;
aquella niña que cuestionaba todo aquello que no sabía.
Unos 200 km ahora nos separan,
dando la mano a esta incertidumbre que nos confina.
Sin dar la espalda al pasado
nunca se sabrá si aquel lugar será futuro.
¿Presente? Por supuesto, que nadie lo cuestione.
Sólo los recuerdos hacen planes en silencio.
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