Entonces mil lunas se posan
sobre tu tejado
y amaneces dormida sobre su
charco.
Diriges tus pupilas hacia mí
y creo saber el recorrido de
cada gota de lluvia,
de cada rastro de tu imagen
difusa.
Soy yo ese minúsculo ser que
pretende encontrarse:
en ti o en el tacto de lo
superfluo,
en los libros que sustentan
los recuerdos,
en mí o en el sondo del
silencio,
en todos y cada uno de los
versos.
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