lunes, 15 de agosto de 2016

Estado de alarma

No me dejes
caer en el olvido
de tus tristes ojos negros.
No reces por compromiso
para fingir que te arrodillas.
Cuéntame una historia
y haz que me la crea;
susúrrame el final al oído,
feliz pero sin compromiso.

No me dejes
en este estado de alarma,
con las murallas destrozadas
y el epicentro en tus dedos.
Miénteme, si hace falta,
pero cubre mis puertos
con barquitos pequeños.
Escucha las caracolas
estafando en silencio.

No me dejes
es una orden
de alejamiento.
Hunde tus mejillas
al ritmo de latidos inexpertos.
Los castillos anuncian catástrofes
si pagan las facturas al viento.
Vete para no volver,
pero vuelve para irte de nuevo.

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