Piénsame

No me pienses más
en tus tazas de café vacías.
No me pienses en los bostezos,
en las derrotas o en las reconquistas.




No me pienses en las sábanas deshabitadas,
o en las olvidadas zapatillas de casa.
No en los paseos a solas,
tampoco en la corbata que llevabas.




No me pienses con miradas bajas,
con sonrisas fingidas,
entre fotografías rotas
o en las madrugadas.




No me pienses en faldas ajenas,
ni en los reflejos de las primaveras.




Mas tampoco en todas ellas.





Piénsame  cuando nadie nos reconozca
en los charcos de nuestras locuras.




No me pienses sin abrir las alas.