La necesidad absurda de medir el tiempo con el peso
de las palabras,
de rimar sin versos los disparos del miedo,
de acariciar los pasos que unen el perdón y las falsas
promesas,
de mecer sin cuna los llantos del recuerdo.
La absurda necesidad de rendir cuentas a la
dirección del viento,
de dibujar metáforas para imaginar el cauce de los
verbos,
de vestir de
lamentos a los secundarios del cuento,
sin sentir remordimientos de sobrevivir fingiendo.
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