martes, 26 de noviembre de 2013

Lo que esconde el recuerdo


Hoy,
 el mundo me estorba,
y es que parecía inquebrantable la delgada línea,
difusa siempre,
que lo separaba del desconsuelo.


Hoy:
moldeo las teclas de la computadora
y creo,
firmemente,
que algún día se desordenarán.
Cambiarán sus posiciones estrictas
por otras extremadamente asesinas.


Golpeo el teclado,
miro por el hueco que se deja entrever por la ventana:
todo es ruido.
Pero las teclas necesitan que el mundo se pare,
que censen los movimientos estereotipados
y la frecuencia con la que la mueren los recuerdos.


Hoy,
no sabré qué decir cuando me pidas que hable,
porque no tendré nada que expresar.
Después de esto,
todo seguirá igual,
lo sé,
lo sabemos.

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