La feminidad es una raíz ahogada,
raíz dolorida y enferma,
raíz doblada por el mes de agosto,
raíz que rompe tus macetas.
Y la tierra escapa,
huye entre recipientes de arcilla.
Y ese olor.
La feminidad:
raíz con arrugas,
raíz que se esconde y se renueva,
raíz color turrón
que brota como procesión en primavera,
como monaguillo obligado
sin pan ni comunión.
Sangre en sus rodillas.
Venus malherida y olvidada.
Confieso que intenté recordarla,
mas sólo en la literatura.
Raíz desangrada, rubor enloquecido,
raíz de perversa inocencia,
raíz moribunda.
Venus en secreto.
¡Maldita raíz!
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