Entre
cánticos ensordecedores vistos como la originalidad más soberbia se tiñe la
lóbrega y castiza instalación de cada circunstancia. Con la Generación del 27 despavorida y justo
en ese momento en el que la literatura se escribe con la punta de la lengua,
cabe preguntarse si es factible aceptar que aquel pigmento que se resbala desde
los más elevados preceptos de la lógica es real. Se duplican los alfiles entre
arrabaleras enajenaciones, mientras. Cabe interrogarse a sí mismo, cuestionarse
y dejar de escribir-reescribir o fingir leer al mismo tiempo que se destiñen
los razonamientos sugestivos a base de ventanas rotas. Ventanas o defunciones
colectivas disfrazadas, modo carnaval, de `contornos´ virtuales.
Desde Amazon, querido Amazon
desprovisto de reseñas. Desde la más remota aproximación a la sensación que un
ministro de cultura pudo aminorar con un desnivelado e inestable levantar de
cejas días pasados. Aún queda la resaca de unos premios de garrafón en el
resplandor artificial que siempre, sin falta, despide su calva (des)velada.
Gila hubiera destinado cada halo de comedida indulgencia al subsuelo. Vestidos
de charol enfurecido, como ápices de la catarsis más ficticia que un
contrachapado de impaciencia pueda soportar, siguen comiéndose a los alfiles.
Bien,
pues no quiero decir que por tales ventanas que caían de forma precipitada
desde el escalafón de los estrepitosamente `optimizados´ tengan que apuntillar
con fuerza sus brotes de posicionamiento reversibles. Aunque no sé si lo
pienso. Tampoco que los Amish sean la solución perfecta a una mezcla de
ingenuidades con calvicie y abrumadores florecimientos de demencia online. Simplemente
se sugiere una corredera, a veces. Un bozal o un mea culpa con entonación
extenuada. Un ser pusilánime que invada lentamente ciertas conciencias con
pretensiones de exterminio, pero que sólo se queden en pretensiones. Acaso un
regreso al costumbrismo ingenuo, alguna dosis de surrealismo. Quizá, un smartphone para
Gila.
Columna publicada en La Opinión de Málaga el 21 de febrero de 2013
Un post revelador e inspirador
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