Es una prenda ilógica
la que quitaron de mis ojos;
una venda a media luz
que desfigura y tergiversa.
Mas esa aseveración
requiere de un sujeto inexistente,
además de un privilegio
que no es de merecer.
Será que la perspectiva
siempre ha sido diáfana
y completamente accesible;
será que no es un obsequio.
Peor aún es mi testigo,
pues si afuera todo es translúcido,
adentro nada escapa
a la sinrazón.
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