lunes, 15 de abril de 2019

¿Compasión a Medea?

A Chantal Maillard:

Está vez en la sala negra,
en La invisible;
cuántas antes,
cuántas después.
Y siempre un tono de voz
que adormece el tiempo,
que juega con el oxígeno
en los signos de puntuación.
Y las palabras:
una filosofía tan real
como ficción.
La caída libre de todos,
de todas las ideas que chocan,
que discurren por lo inestable.
El silencio, tanto dentro
como entorno al discurso.
Esa elegancia de eliminar
todo lo que perturba,
de esperar a que no esté.
Solo voz: la tuya;
solo palabras: eternas.

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