Con la elegancia y la gentileza cayendo por las
líneas de su camisa. Con un bigote como
capote de la más humilde y admirable prosa. Con ese acento malagueño entonado a
versos. Siendo maestro (aunque no quiere que lo llamen así) desde la mejor
escuela: la calle. Con un despertar tardío y acostumbrado a la bohemia que
antes despedían los cafés. Manuel Alcántara sopla hoy 85 velas de su tarta de
cumpleaños. Aunque, “cumplir años, incluso
cumplir días, es siempre un salto en el vacío”, citó el mismo alguna vez.
Nació el 10 de enero de 1928 en la Calle del Agua
del barrio de la Victoria. Se estrenó en la poesía a los 23 años recitando
versos a medianoche. Ya metido en los 30 años fue la prensa quién empezó a
reunir entre columnas y crónicas su talento. Ahora (cuando nada interrumpe a
los Reyes Magos en Málaga) suma más de 16.000 artículos y numerosos premios que
no hacen más que darme la razón en que cada año que cumple es, al menos, un
poema. “Acaso vivir no sea más que ir coleccionando recuerdos y el
balance de los años no arroje otra cosa, allá por las últimas vueltas del
camino, que aplazadas esperanzas y nostalgias quemantes y reiterativas.”
Alguna vez, paseé con mi
escurridiza presencia por su pueblo, Rincón de la Victoria: tranquilo y
armonioso en verano, como si huyera de la chabacanería que nos rodea. Un pueblo
como Alcántara, mediterráneo puro. Él
estaba allí, destemplando la hora del café de siempre. Es un poeta, y no me
refiero a poeta como ocupación, sino como persona. Merecedor de todos los
elogios que se le puedan dedicar. La nostalgia en los pliegues de sus hechuras
y los bordes interminables de los surcos en su piel son literatura pura. Toma las rimas como si se desvaneciesen en su
empuñadura, sublime. Es el poeta, insisto, además de otras muchas cosas.
Acaricia cada sensación, cada sentimiento y lo estruja como si de un momento a
otro se fuera a escapar. Como él mismo
dijo en la entrevista que Esther Luque Doblas le hizo en Cadena Ser Málaga: “hay
mucho articulista pero no todos pueden escribir un artículo de cualquier cosa
en cualquier momento.”
Columna publicada en La Opinión de Málaga el 10 de enero de 2013
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