domingo, 15 de julio de 2018

Profesionales de los planes de Emple@Joven y Emple@30+ hacen balance al término de sus contratos de empleo



“Era un día cualquiera en el empleo y estábamos trabajando con un grupo de 5º de Primaria en el Proyecto Participación. Uno de los jóvenes, al terminar la jornada, nos dio las gracias por darles la oportunidad de pensar antes de pedir una respuesta y por dejarles realizar muchas preguntas. Esta muestra de agradecimiento nos hizo reflexionar bastante”. Ana María Ordóñez, trabajadora del Centro Municipal de Atención a la Infancia y la Familia (CEMAIF), cuenta con entusiasmo esta experiencia positiva que destaca de su etapa como participante del Plan Emple@Joven.

El pasado 9 de julio finalizaron los contratos de empleo de la mayoría de profesionales de Emple@Joven y Emple@30+ que han pasado por el Área de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Málaga y por los Centros de Servicios Sociales Comunitarios. Contratos laborales, de un año de duración, que han proporcionado a las personas beneficiarias experiencia para afrontar el mercado laboral. Anabel Márquez, Javier Gimón, Viridiana Facio, Antonio José Jiménez, el equipo del Departamento de Prevención del Área, Mariana Olaru, Cristina Luque, Javier Gámez, Miguel Pino y Ana María Ordóñez son algunas de las personas que han pasado por estos planes de empleo. Programas que les han reportado tanto puntos positivos como algunos negativos pero que, sobre todo, les han dado una oportunidad.

La trabajadora del CEMAIF expone que el equipo profesional de los planes de empleo aporta “ilusión, una mejor organización del trabajo, puntos de vista distintos y una manera diferente y más eficaz de llevar a cabo los proyectos”. Particularmente para ella, formar parte del Plan Emple@Joven ha supuesto “una gran oportunidad para conocer las muchas realidades que hay en la infancia y en las familias de Málaga”. A Miguel Pino, profesional del Área de Participación Ciudadana, le ha ayudado a “entender mejor cómo funciona la administración pública en España, a no demonizarla y a comprender a qué se deben los problemas de lentitud e ineficiencia que popularmente se le atribuyen”. Por su parte, Viridiana Facio, diseñadora gráfica de la Sección de Mayores del Área de Derechos Sociales, se lleva de este programa “muchos conocimientos y experiencias enriquecedoras”; su proyecto Imagen positiva de las Personas Mayores le ha ayudado a “conocer de manera más cercana a nuestras personas mayores y su movimiento asociativo”. Facio reconoce haber aportado un “granito de arena” a lo largo de su estancia en el Área y llevarse conocimientos y amistad.

Tanto el plan Emple@Joven como Emple@30+ tienen una doble vertiente: por un lado, son recursos útiles y provechosos para las personas beneficiarias, tanto profesional como personalmente. Por otro, son herramientas fructíferas y rentables para las entidades que acogen a este colectivo de trabajadores y trabajadoras, ya que ayudan a agilizar grandes cargas de trabajo y aportan nuevas ideas. A su vez, para muchas personas como Javier Gámez, trabajador social del CSSC del Distrito Ciudad Jardín, o Cristina Luque, trabajadora social de la Sección de Servicios Sociales Comunitarios del Área, este programa ha supuesto su primera experiencia laboral en su titulación; así como también es una satisfacción para ellas haber realizado labores “novedosas en cuanto a competencias de servicios sociales comunitarios como la Renta Mínima de Inserción Social de Andalucía”, explica Gámez. “Ha contribuido a ampliar la experiencia laboral que tanto reclaman y es difícil de obtener para la juventud actual”, comparte Anabel Márquez, trabajadora del CSSC de Puerto de la Torre. A lo que Luque añade: “Antes de mi participación en el Plan Emple@Joven mi búsqueda de trabajo no fue satisfactoria: no encontraba trabajo de lo que había estudiado, pero espero que después de trabajar en el Área de Derechos Sociales se abran muchas más puertas y tenga más oportunidades de empleo”.

Los empleados y empleadas de estos planes han desarrollado diferentes funciones en el transcurso de un año de contrato. La mayoría confirman que han desarrollado labores propias de la titulación que poseen, como Javier Gimón, empleado del CSSC del Distrito 7, que afirma haber realizado funciones “relacionadas con SYGA para comedores, con el Bono Social y los PEES de Endesa, renovaciones de ayudas a domicilio, revisiones de dependencia, derivaciones de Cruz Roja...” Mariana Olaru, profesional del Área de Igualdad de Oportunidades, ejemplifica también las actuaciones que ha llevado a cabo: “pilates, ejercicios para movilidad articular, zumba, gimnasia en silla, ejercicios de respiración, relajación e imaginación, senderismo...”; actividades que ha desarrollado “disfrutando de la posibilidad de aprender”. Cristina Luque destaca “las labores relacionadas con el Plan de Emergencia Social, la comida a domicilio del Sistema Público de Servicios Sociales y los informes de exclusión” y Javier Gámez “las vinculadas a la Ley de Dependencia, la tramitación y gestión de ayudas económicas, el seguimiento de casos y el servicio de información, valoración y orientación”. Por otro lado, Antonio José Jiménez, auxiliar administrativo del CSSC Huelin, dice que excepcionalmente ha realizado labores que no eran propias de su formación; Miguel Pino indica que no ha efectuado actuaciones relacionadas con sus estudios: “aunque no considero que sea malo, sino más bien enriquecedor y complementario con mi formación”.

Julio llega a su fin haciendo balance de lo acontecido profesionalmente. El equipo del Departamento de Prevención del Área destaca la importancia de este paso por la administración pública: “Más que un programa de inserción laboral y de desarrollo profesional, ha sido una oportunidad de aprendizaje y para obtener experiencia: muy difíciles de conseguir en los tiempos que corren y, a la vez, muy valorados”. Es relevante destacar la importancia de que haya sido la administración pública la que acogiera a este grupo de profesionales, sobre todo para quienes tienen el objetivo de opositar o lo están haciendo actualmente. Aunque, observando las particularidades de la formación y el propósito de cada persona empleada, la adecuación laboral y la influencia profesional tiene diferentes matices. Ana María Ordóñez, subraya que “al menos para quienes hemos trabajado en el Proyecto de Participación Infantil este trabajo nos abrió puertas y nos permitió ver más allá; ahora conocemos de primera mano que se puede trabajar en la enseñanza de muchas más maneras que cuando llegamos”. A lo que añade: “ya conocemos de primera mano que hay muchas personas implicadas en educación, por lo que volveremos a la búsqueda de empleo más motivadas y motivados y con optimismo”. Por su parte, Anabel Márquez opina que son programas adecuados para la inserción laboral y el desarrollo profesional, pero que “es pan para hoy y hambre para mañana”.

Ya desde la experiencia de haber pasado por los planes Emple@Joven y Emple@30+, los empleados y empleadas, echando la vista atrás, valoran las mejoras que se podrían introducir en este tipo de planes de empleo. Gimón ampliaría la duración de los contratos, a los que también les proporcionaría la posibilidad de prórrogas o renovaciones. Márquez incluiría las pagas extraordinarias íntegras y el pago de combustible para las visitas domiciliarias. Una mejora en la que coinciden la mayoría de las personas empleadas de estos planes, como Gámez, Olaru, Jiménez o Luque, radica en las condiciones salariales: “La equiparación del sueldo al resto de compañeros y compañeras municipales según la categoría profesional”. Pino explica: “El salario me parece alarmantemente bajo, casi rozando el salario mínimo; lo cual, viniendo de la administración pública que debe servir de ejemplo, no me parece adecuado”. Y Luque destaca que “todavía no se ha adaptado la especialidad del Grado respecto al salario, sigue habiendo diferenciación entre las categorías A1 y A2: cobrando un salario inferior respecto a la otra categoría cuando todos y todas hemos estudiado 4 años de carrera”. A lo que añade también que “los medios tecnológicos que se nos han facilitado están desfasados”, hecho por el que muchas actuaciones no se podían llevar a cabo, se dependía de los compañeros y compañeras y se trabajaba de forma ralentizada o muy básica.

Ana María Ordóñez aboga por que se ofreciera el plan cada año, revisar las funciones de cada persona empleada para que sean las más apropiadas y mejorar la organización del inicio del contrato avisando con más tiempo. Pino se suma al análisis de las funciones desempeñadas, ya que “las funciones y los puestos de trabajo se asignan según el puesto que se demanda en la solicitud de empleo en el SAE, pero una vez en la oficina de destino no se realizó una reunión para ver donde puede encajar cada uno, de qué manera cada trabajador y trabajadora puede ser de más ayuda, desperdiciando así una cantidad destacable de capital humano”. El profesional del Área de Participación Ciudadana añade que también es necesaria una mínima formación inicial y que “no hay margen para la toma de decisiones; nos encargan tareas rutinarias y simples y esto incide negativamente en la percepción de utilidad del propio trabajo, en la motivación y, finalmente, en la eficiencia en el trabajo”. Por último, señala Pino: “Es absurdo el control del horario de la persona trabajadora: nos controlan las horas que estamos en el puesto de trabajo como si nos pagasen por permanecer en el lugar de trabajo y no por servir a la función pública; esto establece una relación entre la institución y la persona empleada en la que lo importante no es la eficacia del trabajo, sino simplemente ocupar el lugar de trabajo”.

Teniendo en cuenta que los planes de empleo pueden perfeccionarse, actualmente son muy provechosos y útiles para las personas que han podido participar en ellos. Por un lado, facilita la búsqueda posterior de empleo, como aporta Gimón, Ordóñez, Márquez o Gámez. Pino piensa también que esta experiencia le ayudará a crear trabajo o a continuar formándose: “Mis expectativas laborales son montar una pequeña empresa, cursar estudios de doctorado o preparar una oposición, este año me ha servido para tener un tiempo de estabilidad para pensar sobre mi futuro”. Idea que también apoya Jiménez: “Con esto ya tengo un año de experiencia en la administración pública que sirve para continuar mi etapa de oposición por si alguna vez sacaran concurso-oposición en vez de oposición libre”. 

El lado positivo de estos proyectos de empleo prima sobre la reflexión acerca de las posibles mejoras que podrían incorporar. Márquez, la trabajadora del CSSC Puerto de la Torre acaba su contrato con la sensación de que todas las personas usuarias que ha atendido se han sentido agradecidas; Jiménez, auxiliar administrativo en el CSSC Huelin, destaca también la experiencia positiva que se lleva al atender a gente agradecida. Gimón, empleado de CSSC 7, subraya la importancia de haber ayudado gestionando la Renta Mínima: “Estoy satisfecho, creo que he aprendido mucho y he asistido a los demás en esta etapa como trabajador social”. Muchas, y casi todas positivas, son las sensaciones con las que se despiden las personas beneficiarias de los planes de Emple@Joven y Emple@30+ del Área de Derechos Sociales y de los Centros de Servicios Sociales Comunitarios. Luque, trabajadora social de la Sección de Servicios Sociales Comunitarios del Área, explica que su experiencia ha sido positiva. Pino, empleado del Área de Participación Ciudadana resalta un momento concreto que recuerda especialmente: “Fue muy enriquecedora una ocasión en que la Jefa de Servicio nos permitió salir del trabajo para asistir a una sesión de la Comisión de Pleno de Derechos Sociales; se salió ligeramente de mi función como trabajador pero me permitió comprender mejor cómo funciona mi Área, la democracia a nivel municipal, cómo funciona el Ayuntamiento en su conjunto y los niveles de toma de decisiones que hay, la relación entre lo que hago y el debate político”. Gámez, trabajador social del CSSC del Distrito Ciudad Jardín rememora la sensación que sintió cuando dejó de estar “tutorizado” por el equipo profesional de referencia. Gámez se queda, al término de su paso por el plan de empleo, “con la situación de una persona que acudió a mí por emergencia social y, tras realizar una serie de actuaciones, me preguntó un día si podía darme un abrazo porque se sentía muy agradecido por todo lo que se había realizado por él y su familia”.

Reportaje realizado como periodista del Ayuntamiento de Málaga y publicado en el Boletín Informativo de Derechos Sociales

No hay comentarios:

Publicar un comentario