“Era un
día cualquiera en el empleo y estábamos trabajando con un grupo de 5º de
Primaria en el Proyecto Participación. Uno de los jóvenes, al terminar la
jornada, nos dio las gracias por darles la oportunidad de pensar antes de pedir
una respuesta y por dejarles realizar muchas preguntas. Esta muestra de
agradecimiento nos hizo reflexionar bastante”. Ana María Ordóñez, trabajadora
del Centro Municipal de Atención a la Infancia y la Familia (CEMAIF), cuenta
con entusiasmo esta experiencia positiva que destaca de su etapa como
participante del Plan Emple@Joven.
El pasado
9 de julio finalizaron los contratos de empleo de la mayoría de profesionales
de Emple@Joven y Emple@30+ que han pasado por el Área de Derechos Sociales del
Ayuntamiento de Málaga y por los Centros de Servicios Sociales Comunitarios.
Contratos laborales, de un año de duración, que han proporcionado a las
personas beneficiarias experiencia para afrontar el mercado laboral. Anabel
Márquez, Javier Gimón, Viridiana Facio, Antonio José Jiménez, el equipo del
Departamento de Prevención del Área, Mariana Olaru, Cristina Luque, Javier
Gámez, Miguel Pino y Ana María Ordóñez son algunas de las personas que han
pasado por estos planes de empleo. Programas que les han reportado tanto puntos
positivos como algunos negativos pero que, sobre todo, les han dado una
oportunidad.
La trabajadora del CEMAIF expone
que el equipo profesional de los planes de empleo aporta “ilusión, una mejor
organización del trabajo, puntos de vista distintos y una manera diferente y
más eficaz de llevar a cabo los proyectos”. Particularmente para ella, formar
parte del Plan Emple@Joven ha supuesto “una gran oportunidad para conocer las
muchas realidades que hay en la infancia y en las familias de Málaga”. A Miguel
Pino, profesional del Área de Participación Ciudadana, le ha ayudado a
“entender mejor cómo funciona la administración pública en España, a no
demonizarla y a comprender a qué se deben los problemas de lentitud e
ineficiencia que popularmente se le atribuyen”. Por su parte, Viridiana Facio,
diseñadora gráfica de la Sección de Mayores del Área de Derechos Sociales, se
lleva de este programa “muchos conocimientos y experiencias enriquecedoras”; su
proyecto Imagen positiva de las Personas Mayores le ha ayudado a
“conocer de manera más cercana a nuestras personas mayores y su movimiento
asociativo”. Facio reconoce haber aportado un “granito de arena” a lo largo de
su estancia en el Área y llevarse conocimientos y amistad.
Tanto el plan Emple@Joven como
Emple@30+ tienen una doble vertiente: por un lado, son recursos útiles y
provechosos para las personas beneficiarias, tanto profesional como
personalmente. Por otro, son herramientas fructíferas y rentables para las
entidades que acogen a este colectivo de trabajadores y trabajadoras, ya que
ayudan a agilizar grandes cargas de trabajo y aportan nuevas ideas. A su vez,
para muchas personas como Javier Gámez, trabajador social del CSSC del Distrito
Ciudad Jardín, o Cristina Luque, trabajadora social de la Sección de Servicios
Sociales Comunitarios del Área, este programa ha supuesto su primera
experiencia laboral en su titulación; así como también es una satisfacción para
ellas haber realizado labores “novedosas en cuanto a competencias de servicios
sociales comunitarios como la Renta Mínima de Inserción Social de Andalucía”,
explica Gámez. “Ha contribuido a ampliar la experiencia laboral que tanto
reclaman y es difícil de obtener para la juventud actual”, comparte Anabel
Márquez, trabajadora del CSSC de Puerto de la Torre. A lo que Luque añade:
“Antes de mi participación en el Plan Emple@Joven mi búsqueda de trabajo no fue
satisfactoria: no encontraba trabajo de lo que había estudiado, pero espero que
después de trabajar en el Área de Derechos Sociales se abran muchas más puertas
y tenga más oportunidades de empleo”.
Los empleados y empleadas de estos
planes han desarrollado diferentes funciones en el transcurso de un año de contrato.
La mayoría confirman que han desarrollado labores propias de la titulación que
poseen, como Javier Gimón, empleado del CSSC del Distrito 7, que afirma haber
realizado funciones “relacionadas con SYGA para comedores, con el Bono Social y
los PEES de Endesa, renovaciones de ayudas a domicilio, revisiones de
dependencia, derivaciones de Cruz Roja...” Mariana Olaru, profesional del Área
de Igualdad de Oportunidades, ejemplifica también las actuaciones que ha
llevado a cabo: “pilates, ejercicios para movilidad articular, zumba, gimnasia
en silla, ejercicios de respiración, relajación e imaginación, senderismo...”;
actividades que ha desarrollado “disfrutando de la posibilidad de aprender”.
Cristina Luque destaca “las labores relacionadas con el Plan de Emergencia
Social, la comida a domicilio del Sistema Público de Servicios Sociales y los
informes de exclusión” y Javier Gámez “las vinculadas a la Ley de Dependencia,
la tramitación y gestión de ayudas económicas, el seguimiento de casos y el
servicio de información, valoración y orientación”. Por otro lado, Antonio José
Jiménez, auxiliar administrativo del CSSC Huelin, dice que excepcionalmente ha
realizado labores que no eran propias de su formación;
Miguel Pino indica que no ha efectuado actuaciones relacionadas con sus
estudios: “aunque no considero que sea malo, sino más bien enriquecedor y
complementario con mi formación”.
Julio
llega a su fin haciendo balance de lo acontecido profesionalmente. El equipo
del Departamento de Prevención del Área destaca la importancia de este paso por
la administración pública: “Más que un programa de inserción laboral y de
desarrollo profesional, ha sido una oportunidad de aprendizaje y para obtener
experiencia: muy difíciles de conseguir en los tiempos que corren y, a la vez,
muy valorados”. Es relevante destacar la importancia de que haya sido la
administración pública la que acogiera a este grupo de profesionales, sobre
todo para quienes tienen el objetivo de opositar o lo están haciendo
actualmente. Aunque, observando las particularidades de la formación y el
propósito de cada persona empleada, la adecuación laboral y la influencia
profesional tiene diferentes matices. Ana María Ordóñez, subraya que “al menos
para quienes hemos trabajado en el Proyecto de Participación Infantil este
trabajo nos abrió puertas y nos permitió ver más allá; ahora conocemos de
primera mano que se puede trabajar en la enseñanza de muchas más maneras que
cuando llegamos”. A lo que añade: “ya conocemos de primera mano que hay muchas
personas implicadas en educación, por lo que volveremos a la búsqueda de empleo
más motivadas y motivados y con optimismo”. Por su parte, Anabel Márquez opina
que son programas adecuados para la inserción laboral y el desarrollo
profesional, pero que “es pan para hoy y hambre para mañana”.
Ya desde la experiencia de haber
pasado por los planes Emple@Joven y Emple@30+, los empleados y empleadas,
echando la vista atrás, valoran las mejoras que se podrían introducir en este
tipo de planes de empleo. Gimón ampliaría la duración de los contratos, a los
que también les proporcionaría la posibilidad de prórrogas o renovaciones.
Márquez incluiría las pagas extraordinarias íntegras y el pago de combustible
para las visitas domiciliarias. Una mejora en la que coinciden la mayoría de
las personas empleadas de estos planes, como Gámez, Olaru, Jiménez o Luque,
radica en las condiciones salariales: “La equiparación del sueldo al resto de
compañeros y compañeras municipales según la categoría profesional”. Pino
explica: “El salario me parece alarmantemente bajo, casi rozando el salario
mínimo; lo cual, viniendo de la administración pública que debe servir de
ejemplo, no me parece adecuado”. Y Luque destaca que “todavía no se ha adaptado
la especialidad del Grado respecto al salario, sigue habiendo diferenciación
entre las categorías A1 y A2: cobrando un salario inferior respecto a la otra
categoría cuando todos y todas hemos estudiado 4 años de carrera”. A lo que
añade también que “los medios tecnológicos que se nos han facilitado están
desfasados”, hecho por el que muchas actuaciones no se podían llevar a cabo, se
dependía de los compañeros y compañeras y se trabajaba de forma ralentizada o
muy básica.
Ana María Ordóñez aboga por que se
ofreciera el plan cada año, revisar las funciones de cada persona empleada para
que sean las más apropiadas y mejorar la organización del inicio del contrato
avisando con más tiempo. Pino se suma al análisis de las funciones
desempeñadas, ya que “las funciones y los puestos de trabajo se asignan según
el puesto que se demanda en la solicitud de empleo en el SAE, pero una vez en
la oficina de destino no se realizó una reunión para ver donde puede encajar
cada uno, de qué manera cada trabajador y trabajadora puede ser de más ayuda,
desperdiciando así una cantidad destacable de capital humano”. El profesional
del Área de Participación Ciudadana añade que también es necesaria una mínima
formación inicial y que “no hay margen para la toma de decisiones; nos
encargan tareas rutinarias y simples y esto incide negativamente en la
percepción de utilidad del propio trabajo, en la motivación y, finalmente, en
la eficiencia en el trabajo”. Por último, señala Pino: “Es absurdo el control
del horario de la persona trabajadora: nos controlan las horas que estamos en el
puesto de trabajo como si nos pagasen por permanecer en el lugar de trabajo y no
por servir a la función pública; esto establece una relación entre la
institución y la persona empleada en la que lo importante no es la eficacia del
trabajo, sino simplemente ocupar el lugar de trabajo”.
Teniendo en cuenta que los planes
de empleo pueden perfeccionarse, actualmente son muy provechosos y útiles para
las personas que han podido participar en ellos. Por un lado, facilita la
búsqueda posterior de empleo, como aporta Gimón, Ordóñez, Márquez o Gámez. Pino
piensa también que esta experiencia le ayudará a crear trabajo o a continuar
formándose: “Mis expectativas laborales son montar una pequeña empresa, cursar
estudios de doctorado o preparar una oposición, este año me ha servido para
tener un tiempo de estabilidad para pensar sobre mi futuro”. Idea que también
apoya Jiménez: “Con esto ya tengo un año de
experiencia en la administración pública que sirve para continuar mi etapa de
oposición por si alguna vez sacaran concurso-oposición en vez de oposición
libre”.
El lado positivo de estos proyectos
de empleo prima sobre la reflexión acerca de las posibles mejoras que podrían
incorporar. Márquez, la trabajadora del CSSC Puerto de la Torre acaba su
contrato con la sensación de que todas las personas usuarias que ha atendido se
han sentido agradecidas; Jiménez, auxiliar administrativo en el CSSC Huelin,
destaca también la experiencia positiva que se lleva al atender a gente
agradecida. Gimón, empleado de CSSC 7, subraya la importancia de haber ayudado
gestionando la Renta Mínima: “Estoy satisfecho, creo que he aprendido mucho y
he asistido a los demás en esta etapa como trabajador social”. Muchas, y casi
todas positivas, son las sensaciones con las que se despiden las personas
beneficiarias de los planes de Emple@Joven y Emple@30+ del Área de Derechos
Sociales y de los Centros de Servicios Sociales Comunitarios. Luque,
trabajadora social de la Sección de Servicios Sociales Comunitarios del Área,
explica que su experiencia ha sido positiva. Pino, empleado del Área de
Participación Ciudadana resalta un momento concreto que recuerda especialmente:
“Fue muy enriquecedora una ocasión en que la Jefa de Servicio nos permitió
salir del trabajo para asistir a una sesión de la Comisión de Pleno de Derechos
Sociales; se salió ligeramente de mi función como trabajador pero me permitió
comprender mejor cómo funciona mi Área, la democracia a nivel municipal, cómo
funciona el Ayuntamiento en su conjunto y los niveles de toma de decisiones que
hay, la relación entre lo que hago y el debate político”. Gámez, trabajador
social del CSSC del Distrito Ciudad Jardín rememora la sensación que sintió
cuando dejó de estar “tutorizado” por el equipo profesional de referencia.
Gámez se queda, al término de su paso por el plan de empleo, “con la situación
de una persona que acudió a mí por emergencia social y, tras realizar una serie
de actuaciones, me preguntó un día si podía darme un abrazo porque se sentía
muy agradecido por todo lo que se había realizado por él y su familia”.
Reportaje realizado como periodista del Ayuntamiento de Málaga y publicado en el Boletín Informativo de Derechos Sociales
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