La primera acepción de la RAE para
la palabra corralón es: casa de vecindad. Un significado que se sigue
enfatizando en todos los sentidos en la celebración de los Corralones. Loli
Alcarazo, funcionaria del Centro de Servicios Sociales del Centro y organizadora
de esta celebración, defiende en este sentido “el patio como espacio de
convivencia”; una festividad cuyo peso recae en el Ayuntamiento de Málaga (CSSC
de Distrito Centro) en mayor medida, aunque también participan varias
asociaciones en actividades puntuales (como la Asociación Arrabal o la
Fundación Don Bosco) y ha propiciado también el nacimiento de La Alacena del
Corralón. En 2018 se cumplen 14 años desde que se inició este proyecto.
Esta iniciativa surgió ante la
necesidad de hacer una intervención comunitaria en Trinidad y en Perchel,
explica Alcarazo, dos barrios con una cultura popular muy importante de la
ciudad que se vieron muy afectados a raíz de las inundaciones de 1989. Los
corralones son un tipo de construcción de los siglos XVI y XVII que tomaron
auge en el XIX con motivo de la revolución industrial que hubo en Málaga, eran
las viviendas donde las personas que venían y emigraban del campo a la ciudad
se instalaban para abordar la demanda de mano de obra industrial de la época.
1989 es la fecha que marcó un punto
de inflexión en la zona de Trinidad y Perchel, especialmente en estos
edificios. Los destrozos provocados por las históricas precipitaciones no
dejaron otra alternativa que una rehabilitación de estas viviendas. Estas
reformas se hicieron respetando la idiosincrasia arquitectónica que
caracterizan los patios como zona común de convivencia y socialización. Son
viviendas sociales, en régimen de alquiler, de protección oficial. A ellas
volvieron quienes vivían antes y también otras personas con dificultades
sociales de otras zonas de la ciudad que no tenían nada que ver con las
dinámicas del barrio. Las mejoras en materia arquitectónica (en cada vivienda,
a partir de la reforma, se construyeron baño y cocina, pues éstos eran
compartidos anteriormente) no fueron acompañadas de un proyecto de
rehabilitación social para las personas ajenas al estilo de vida del corralón.
“El corralón es una vida más familiar. Cuando dos vecinas hablan desde la
ventana, otras empiezan a salir para hablar”, dice Dolores Cantarero, vecina de
Martinete 2. Hay una dinámica general de esta celebración: el liderazgo de las
mujeres, las vecinas de siempre. Miguel Hidalgo, vecino de este patio, da fe de
ello: “Las mujeres lo llevan todo para adelante; nosotros nos ocupamos de
ayudarlas. Ellas lo organizan todo”. Las que se dedican a decorar y a cuidar de
las plantas son ellas, mientras que los hombres se ocupan de colocar y
arreglarlo todo, pues muchos son albañiles de profesión. En los corralones
existe un estilo de vida peculiar y único. “La vida en un piso moderno y la de
un corralón es muy diferente; en uno moderno el vecindario está más distanciado
y todo es más monótono”, explica Francisco Funes, presidente de Martinete
2.
Cristóbal Gil, director del CSSC
de Distrito Centro desde 2001, tuvo la idea de aprovechar las peculiares
riquezas de los corralones como eje de un proyecto que aglutinara de manera
transversal el progreso social y cultural de la zona. Así nació la Semana de
Los Corralones en 2004. Este año se celebra la decimocuarta edición de este
evento. En todo este tiempo ha habido una evolución muy fuerte del evento:
“Queremos trasladar los cambios y la transformación de los espacios
comunitarios al espacio público, a las calles y fachadas”, explica Loli
Alcarazo. En estos años se han ido introduciendo diversas novedades como los
mercadillos, las demostraciones gastronómicas o las muestras de flamenco; en
concreto en 2018 las vecinas de la Alacena del corralón contribuirán
directamente en el evento llevando a cabo los paseos guiados. El evento, al
conseguir fama, ha hecho que otras entidades se unan y participen en la
creación de otras actividades. Incluso ha tenido tanta repercusión que ha
propiciado la llegada de medios de comunicación y periodistas extranjeros
interesados en él, como TV Tokio.
Uno de los aspectos más relevantes
de esta celebración es la permeabilidad social: “Es importante que la gente no
vea estas zonas como núcleos conflictivos, sino que entren y salgan del barrio
como de cualquier otro barrio”, explica Alcarazo. El principal objetivo de la
fiesta es que la gente descubra estos lugares desconocidos y que valoren el
esfuerzo de todo el vecindario. Desde el punto de vista social, es una
motivación para las personas que habitan estos corralones y dar una visión
positiva, diferente a la que muchas veces se tiene de esta zona. “Es importante
que se mantengan las tradiciones de Málaga”, defiende Miguel Hildago, vecino de
Martinete 2. Dentro de la fama que ha adquirido esta celebración, el vecindario
reclama mejoras tanto en las ayudas económicas como en la organización del
evento en sí. “La semana del corralón nos gusta, pero queremos que nos dejen
decidir lo que queremos comprar y dónde”, expresa José Quesada, vecino del
corralón Jara 18. A lo que añade otras demandas como: mejor señalización de los
espacios típicos con carteles explicativos, el cierre de las calles para
facilitar el tránsito de las personas visitantes. Otra de las peticiones es que
les den el dinero de los premios en metálico para que el vecindario sea el que
decida dónde y qué comprar para esta fiesta.
A esta celebración cultural llegan
personas de todas partes: rusos, noruegos, finlandeses, suecos, daneses...
Visitantes que hablan con los vecinos y vecinas sin importar el idioma. Además
del decorado floral que puede contar con más de 400 plantas como el Corralón
Jara 18, las personas que acudan podrán disfrutar de música flamenca, baile,
teatro, zarzuela, degustaciones gastronómicas de comidas típicas malagueñas
como croquetas, potaje gitano o tortillitas de bacalao. También se puede
adquirir muestras artesanas hechas por las mujeres de los corralones, como
Carmen Natera, Silvia Sánchez o Isabel Fernández, especialistas en utilizar
materiales reciclados en sus obras: cartón de huevo, tejas, latas... Desde el
día 2 al 8 de junio se podrá acudir a este evento cultural La Trinidad y El
Perchel “Corazón Popular de Málaga”.
Reportaje realizado como periodista del Ayuntamiento de Málaga y publicado en el Boletín Informativo de Derechos Sociales
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