viernes, 25 de marzo de 2016

Cicatrices


Se derrite la eternidad,
las gotas inconscientes se derraman
en el interior de mi cavidad torácica.
La presión ahoga el llanto.

Ya no existe aquel ruido,
mientras viejos acordes recordaban un pasado a pedazos.
Permanece inmóvil cubierta por la niebla,
un cielo encapotado petrifica cualquier halo de locura.

Queda paralizado el mundo en sus sollozos y rutinas,
en sus formas de escapar y mercurios inestables.
Así es indolora la caída al precipicio,
la tortura psicológica.

Ella, que ya no es ella.
Tú, que no eres más que la búsqueda de un nosotros
en la ingravidez de lo etéreo,
la penumbra de lo común y, aún así, inverosímil.

¿Quién mantendrá la cordura?
Sostener la posibilidad ya supone el desastre,
el nudo que se estrecha cada vez más
y denota las cicatrices como forma de vida.

Filosofía sin más,
¿Qué dirían los que negaron
la entropía en tu mirada
segundos antes de suplicar?


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