Comenzaron ya las clases de periodismo para los
aprendices de lapicero (inclúyanme en la estirpe de carboncillos). Dicen que
esta semana se desataron las guías docentes en la Universidad de Málaga, o no.
El octubre rojo del que hablan desencadenó su equinoccio con perspicacia.
Se supone que el ingrediente principal de nuestro
interno centro cultural es ese, el aula de deberes que se decora con
tolerancia, pero hay que saber seleccionar el fondo (ya que la forma es la misma)
que contiene cada decorado. Hay que distinguir entre las ornamentaciones
translúcidas y las que, halógenas por excelencia, subrayan incandescencias.
Periodistas de manual de estilo se generan a partir de ese proceso, de esa
convocatoria extraordinaria con matriculación de por vida. Obligación moral de
cada uno sería bucear entre los créditos y encontrar un domicilio sin hipoteca.
Se puede analizar, enjuiciar y/o criticar ese estilo de vida perecedero con una
base redundante en el titubeo. Pero, tranquilos, se pasa en un tiempo. Luego,
queda la sátira.
"La
sátira al poder le hace cosquillas, pero refuerza al lector en su caminar"
decía el humorista gráfico, El Roto. Y debemos aprender de ella como premisa de
la inteligencia. Nos atiborramos a ser modositos rodeados de barniz o pasamos
directamente a escupir calificativos. No tenemos punto medio entre mordernos la
lengua y gritar. Sin embargo en el hueco que hay en mitad de la nada se
encuentra Mafalda. O cualquier otra tira de realidad a bocados de humor
inteligente. No hay espacio para la impertinencia y los lloriqueos a media
mañana, para el que se dedique a esto, al menos, que dosifique las falacias.
Como decíamos, la sátira hace cosquillas al poder, pero seguro que después de
la carcajada se miran las manos para ver si han sido ellos. Y para tales
supuestos efectos, las aulas se colapsan de discípulos de contrapoder. Hechos
los honores a este futuro incierto de periodismo español traspasamos las
fronteras del arte en los nuevos encabezados de Twitter y, con sarcasmo,
agradecemos a nuestro ministro de educación y cultura que vincule el
independentismo con la educación, así, por la cara.
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