viernes, 17 de febrero de 2012

La novela negra de Rajoy

Reformas laborales como Best seller para la economía


Una novela negra es un tipo de novela policiaca en la que la resolución del misterio no es el objetivo principal, y los argumentos son habitualmente muy violentos. La división entre buenos y malos se difumina y la mayor parte de sus protagonistas son individuos derrotados en busca de la verdad o algún atisbo de ella. Pero ¿qué pasa cuando un género literario se convierte en real?


Cuando ya no hay izquierdas ni derechas y Rajoy parece seguir los pasos de Zapatero solo que hundiéndolos un poco más en el fango. Los buenos y los malos parecen seguir el mismo juego y parece que no quieren esclarecer la crisis. Es más, admiten la agresividad de sus reformas como a Luis de Guindos se le escapó y Rosa Díez recordó a viva voz.


Rajoy introduce a España en una Reforma laboral que, exceptuando a la Patronal, ha traído muchas críticas. Tanto sindicatos como la oposición o el 15-M han manifestado su disconformidad. Este “decretazo”, como han calificado miembros del PSOE, pone en duda al “partido de los trabajadores”, palabras de la señora de Cospedal para referirse al PP.


Una novela negra, la de España. Trabajadores que buscan soluciones y reformas que las esconden. Negro también, a priori, el futuro laboral.


Asombrados e indignados se han quedado los ciudadanos al conocer la Reforma Laboral, aprobada el 10 de febrero, que Soraya Sáenz de Santamaría y  María Fátima Bánez anunciaron. Una nueva reforma que se tramitará como proyecto de ley en las próximas semanas.


Después de 52 reformas del Estatuto de los Trabajadores desde su aparición en 1980, ésta constituye un “retroceso histórico” según han manifestado PSOE e IU.

Se abarata el despido improcedente en plena crisis  de 45 a 33 días con 24 meses de indemnización. Algo bastante juzgado ya que el Partido Popular se ha pronunciado en varias ocasiones en contra de abaratar el despido, como en el debate electoral en noviembre frente a Rubalcaba. Hasta en las redes sociales como Twitter, en la que el 14 de septiembre de año pasado se publicaba “El PP no pretende abaratar el despido sino promover que el contrato indefinido sea la regla general #empiezaelcambio”. Palabras que ha repetido hasta la saciedad el presidente del gobierno, Sáenz de Santamaría, Cristóbal Montoro, Javier Arenas y hasta González Pons. Y de tanto hablar de cambio…


Además, los empresarios podrán cambiar unilateralmente el horario, las funciones e incluso el sueldo de los trabajadores. Cualquier queja ante el empresario ocasionaría un despido procedente con 20 días por año de indemnización.


A su vez, las empresas que quieran acogerse a un ERE, Expediente de Regulación de Empleo, ya no necesitan el visto bueno de la autoridad laboral. Las sentencias sobre ERE no podrán ser recurridas ante el Tribunal Supremo cuando afecten a menos de 50 trabajadores. Es decir, las empresas en crisis podrán suspender o despedir a los trabajadores casi con solo pensarlo, rebautizando el ERE en un simple trámite.

La reforma laboral más dura de la democracia, como algunos la han calificado. Con un grado de elaboración cuestionable, pues se pone en duda que se haya informado y consultado a agentes sociales y económicos. Una reforma radical que desequilibra las relaciones laborales tal y como se conocían.

Rosell, presidente de la CEOE, afirma que la reforma laboral creará empleo “cuando los vientos sean favorables para la economía”. La CEOE constituye uno de los pocos apoyos de esta medida popular, argumentando que rebajará un 20% el absentismo. Claro que este apoyo está más que justificado por los intereses que defiende la reforma, que parece escrita por la propia Patronal, reforzando el poder empresarial. Con esta nueva legislación los empresarios no necesitan ni que el gobierno los ampare.

Como los sindicatos han declarado, este cambio nos sitúa en una especia de democracia vigilada. Esta Reforma Laboral instala el despido libre en el 98% de las empresas andaluzas, distorsionando el concepto de empleo estable. “La Reforma dinamita las relaciones entre empresarios y trabajadores convierte de nuevo a los empresarios en patronos, en amos y en dueños y señores de nuestro destino, ha cortado en seco los escenarios de diálogo en las empresas y ha instalado la inseguridad en la ciudadanía” publicaba Manuel Pastrana, secretario general de UGT en Andalucía.

Puestos a reformar, y sin olvidar que estamos en el siglo XXI, es como si se hubiera puesto en marcha la consigna maximalista de los revolucionarios rojos de la Rusia de 1917 (“todo el poder a los soviets”) pero invirtiendo el sentido (“todo el poder a las empresas”).

De esta forma, se han desencadenado numerosas críticas a los primeros cambios de Rajoy en el gobierno. Buena parte de los españoles se posicionan en una clara defensa de las declaraciones de la catedrática de Derecho Constitucional María Luisa Balaguer "esta reforma se carga de pleno el derecho laboral al no proteger la estabilidad en el empleo, y no tener en cuenta que no hay igualdad de fuerzas entre empresarios y trabajadores". 

La letra pequeña de los planes de gobierno de los populares hace ver que, aunque prometieran 3.500.000 puestos de trabajo, ya se prevé que para el 2012 se destruirán 800.000. Con la canción “Vamos a contar mentiras”  han aparecido por las redes sociales las declaraciones de Soraya Sáenz de Santamaría, la “mujer política de moqueta” como Iñaki Gabilondo pronunció en su viodeoblog esta semana. “Para luchar contra el paro lo primero que vamos a tener es más paro” decía el periodista.


Se ha pasado a una devaluación de los trabajadores, de los derechos y del Estado de Bienestar. “Analfabetismo económico” diría el conocido economista Fuentes Quintana, además de político. Un best  seller, una gran novela negra.

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