Y no envejece porque no lo dejamos.
Amarramos sus sabias arrugas con hilo de pescar
Su vista sufre ya de miopía cansada
Gafas antiguas casi de porcelana
Cobija sus recuerdos en un periódico matutino
Uno de ellos. El más mimado, el más querido.
Sus manos, reflejos de una memoria difusa por el tiempo
Con surcos de vejez indomable, con pliegues de experiencia indoblegable
Chirridos en sus dientes de degustador exquisito
Con boina de plata espumosa por su nevada cabellera
Ausente, dispersa, asustada por las ideas
Más chirridos en la vieja hamaca de madera
Luego, sus palabras, adolescentes secuestradas.
Dicen, muchachos, quinceañeros de por vida.
Sílabas humeantes de perspicacia, fonemas penetrantes
Y, no envejece, no lo dejamos.
Me encanta todo lo que escribes... Pero más me gusta cuando me lo lees, porque le das la entonación que verdaderamente hay que darle y es entonces cuando, por fin, comienzo a entender un poco de tu "mundo periodista" =P
ResponderEliminarMil gracias.
ResponderEliminarTe leo los poemas que quieras =)
Querida Maribel,me ha encantado tu espacio.Sombras que reflejan cultura,debate,reflexión y la forma perfecta de saber llegar al lector.Te seguiré sin lugar a dudas y gracias por visitar uno de mis espacios.Un abrazo muy fraternal.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por esas palabras. Besos
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