Rosario Pavón Miranda es la directora del Centro de Servicios Sociales
Comunitarios de Campanillas. Con 34 años de experiencia en la profesión,
hablamos con ella sobre un tema especialmente grave en su distrito como es la
pobreza infantil, ya que Campanillas ocupa el segundo lugar en la capital
malagueña en el índice de menores que sufren esta situación de exclusión
social.
-¿Cuáles son los objetivos a corto plazo para tratar la pobreza
infantil en el distrito de Campanillas?
Después de reunir los datos, es conocer e
identificar a las familias para trabajar de forma personalizada. Se está
haciendo un replanteamiento de los servicios para invertir mucho más en la
infancia y menos en otros sectores como en los mayores. El problema es que los
recursos que obtenemos van destinados a proyectos muy específicos. Sin embargo,
para la pobreza infantil, no. Estoy intentando reconvertir esto.
- Ante
esta situación, ¿cómo se coordina el trabajo para atender el problema de la
pobreza infantil desde el centro de servicios sociales?
Es una de nuestras debilidades. Nos
coordinamos en función del problema o de las personas con las que trabajamos.
Nos coordinamos con los centros de salud para las familias; nos coordinamos con
los colegios e institutos para los temas de absentismo, la no escolarización o
la conflictividad. Aún no hemos dado el paso regulado y establecido de trabajar
todos en común hacia un objetivo. A raíz del problema de la pobreza infantil,
al ser el segundo distrito de Málaga que más lo sufre, es lo que estoy
reconduciendo: intentar hacer un trabajo más transversal con el tema de los
menores. Un trabajo en red.
- ¿Qué características o particularidades tiene la pobreza infantil en
un distrito como Campanillas?
Son muy similares a los
del resto de distritos porque no es un problema de una causa única, sino
estructural. El estudio que hizo el Observatorio de Inclusión Social es muy
aplicable a la situación en la que está Campanillas. El 13% de las familias de
Málaga están siendo atendidas por los servicios sociales. El 83% tiene 4
miembros. El 54% viven de alquiler. El 57,3% son familias monoparentales. El
analfabetismo aquí es altísimo. Cuando tienes una familia con estas carencias,
estas dificultades, surge esta pobreza infantil. Con la crisis económica, lo
notamos muchísimo, sobre todo a partir de 2012. Cuando la gente no tiene
cubiertas sus necesidades más básicas es cuando más acuden a nosotros. Hay más
problemas de convivencia familiar, eso provoca bajo rendimiento académico de los
menores en el colegio. Las emociones familiares dentro del contexto también se ven
afectadas.
- ¿Qué carencias sufre el menor en esta situación de
exclusión social?
Siempre se habla de la pobreza relacionada con los ingresos
de la familia. Depende de los indicadores que cojas. Unos te hablan de
porcentajes, medianas, de unidad de consumo y te sitúan a las personas en el
umbral de la pobreza. Otros indicadores o teorías te hablan más de que las personas no pueden
acceder a una serie de bienes: vacaciones, coche. Otros hablan acerca de la
estabilidad laboral. La inseguridad laboral genera más conflictos en la
familia. La gente de alguna manera se escapa de esas situaciones con consumo de
alcohol, estupefacientes. Es una pescadilla que se muerde la cola. Tú consumes,
no encuentras trabajo... Los niños cada vez tienen menos y los padres entran en
depresión. Las carencias de estos niños son la falta de medios de subsistencia.
Hasta 2010, cuando la gente venía por ayuda, le ayudábamos principalmente con
mobiliario básico. Ahora estamos apoyando a niveles de alimentación y
vestuario. Esto es importante. Los recursos, la demanda, la hemos aumentado un
30%.
- ¿Dónde nace en primer lugar el problema de la pobreza
infantil en Campanillas?
Mi teoría, que estamos estudiando, es que Campanillas es un barrio
con características semi-rurales que se ha dedicado al sector primario: la
producción, la construcción.... Aquí no ha habido agua corriente hasta 1970. No
ha habido un autobús público hasta el año 2000. El desarrollo del entorno del
distrito ha sido posterior al de la ciudad. Aunque tiene la estructura de un
pueblo, no ha tenido esos servicios, solo hasta ahora. Otro de los problemas es
el analfabetismo. Tenemos dos puntos donde se concentran las familias más pobres,
que son los barrios donde se han ubicado las viviendas sociales. Ha sido un
error de las políticas sociales la concentración de las familias con las mismas
características en los mismos puntos: sin servicios, sin autobús, recogida de
basuras. Entonces aumenta la brecha aún más entre unos ciudadanos y otros.
-¿Qué efectos ha tenido la crisis económica para esta
problemática?
Los efectos de la crisis los veremos más adelante. Si no
podemos medidas vamos a tener unas generaciones perdidas. Los niños y niñas que
hoy sufren pobreza van a ser personas pobres. Por lo tanto va a reproducir una
familia pobre. Desde las políticas sociales nos tenemos que replantear cómo
intervenir. Aunque des muchas ayudas, que están bien y son necesarias, si
solamente tenemos estas medidas, no se va a resolver el problema.
- ¿Qué supone para Campanillas el trabajo del centro
social para paliar la pobreza infantil?
Hemos cubierto muchas necesidades de las familias. Pero, a
lo largo de los últimos años, como el deterioro de la población está siendo tan
grave, lo único que hemos podido hacer es aumentar los presupuestos, pero no
hemos hecho una política de prevención. No
hemos tenido oportunidad y es
lo que queremos hacer ahora. Hay que buscar el equilibrio entre las ayudas y
servicios que se dan junto con la responsabilidad de las personas, pues a veces
generamos dependencia. Esto hay que cambiarlo. Además, el problema de la
pobreza infantil no es solo de los servicios sociales: es del sistema
educativo, del sistema de empleo y de la vivienda. Entonces tenemos que hacer
políticas más transversales para atajar el problema de la pobreza infantil.
-¿Está reconocida la pobreza infantil como un problema
entre la ciudadanía de Málaga?
No. Ni la pobreza infantil, ni la pobreza en general se
reconocen, sino que se están normalizando. Esto tiene unos riesgos. Hay una
transmisión de la pobreza. Estos menores criados en pobreza seguramente serán
también padres y madres pobres. La brecha para mí más importante es que la
brecha de instrucción escolar y la del mercado laboral cada vez se va haciendo
más ancha. Vamos a tener una población en las próximas generaciones con menos
opciones para la integración laboral. Esto va a influir mucho para que la
pobreza se siga generalizando.
Reportaje realizado como periodista del Ayuntamiento de Málaga y publicado en el Boletín Informativo de Derechos sociales
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