sábado, 25 de noviembre de 2017

Coordinación contra el sinhogarismo



Una persona sin hogar es aquella que carece de una vivienda en todos los términos: físico, social y legal. Esta definición de FEANTSA (Federación Europea de Organizaciones Nacionales para Personas Sin Hogar) es la que utiliza María Tardón, trabajadora social de Puerta Única, para referirse a las personas usuarias de este servicio. “El sinhogarismo es una situación temporal en la que puede caer cualquiera tras una serie de acontecimientos vitales”, afirma Rosa Martín, jefa del Centro de Acogida Municipal.

En España en el año pasado según RAIS Fundación, entidad de iniciativa social no lucrativa, se estima que existen 35.000 personas sin hogar. Cáritas cifra este dato en 40.000, a las que suma 3,6 millones personas que viven en una situación de vivienda insegura (sin título legal, con notificación de desahucio o bajo amenaza de violencia) y las 5 millones que residen bajo un techo inadecuado (en estructuras temporales, asentamientos o chabolas, sin acceso a los suministros básicos o en hacinamiento).

En Málaga, la atención social, psicológica y de mediación intercultural centrada en el sinhogarismo se realiza de forma coordinada entre el dispositivo municipal de Puerta Única, el Centro de Acogida Municipal y la Agrupación de Desarrollo para personas sin hogar (PSH). La red de plazas para PSH en Málaga cuenta con un total de 310 ubicaciones, de las que 108 son del Centro de Acogida Municipal y 202 conveniadas con instituciones de la Agrupación de Desarrollo, según datos de la Memoria 2016 del Área de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Málaga.

María Tardón explica que anteriormente existía un perfil prototípico de persona sin hogar: hombre, mediana edad, español y consumidor de sustancias adictivas, sin embargo “ahora ha habido un incremento de familias que se quedan sin hogar y de chicos jóvenes que al salir de centros de menores se quedan en situación de calle”. Rosa Martín sostiene que “los perfiles se van moviendo y actualmente no hay tantas personas sin hogar del este o árabes”. Además, comenta la jefa del Centro de Acogida Municipal, “cuando todos decían que estábamos saliendo de la crisis hubo un aumento notable de población española sin hogar, al contrario que finlandeses o alemanes”.

“Las necesidades de las personas sin hogar en los últimos años también han cambiado, lo detectamos principalmente gracias a que varias veces al año tenemos reuniones con asociaciones como Cruz Roja en las que se analizan las mismas”, manifiesta María Tardón. “Lo que más necesitamos ahora mismo son viviendas de apoyo a las familias y para chicos jóvenes que cumplen la mayoría de edad y necesitan el empujón para encontrar empleo”, asegura.

Aunque en el número total de atenciones los varones (841 el pasado año) siguen siendo el perfil mayoritario, como muestra la Memoria 2016 del Área de Derechos Sociales, “últimamente se está notando que caen muchas mujeres”, afirma Rosa Martín, con un total de 206 atenciones en 2016. “Hay un mayor número de PSH hombres porque las mujeres tienen una red de apoyo un poco más amplia; además, ellas tienden a aguantar situaciones más críticas”, asegura María Tardón. Asimismo, explica Rosa Martín: “siempre hay más hombres en la calle que mujeres; nosotros teníamos tres galerías de hombres y solo una de mujeres”.

En general, “la ciudadanía de Málaga ve a las personas sin hogar con rechazo, como en cualquier lugar”, asiente Francisco Domínguez, enfermero del Centro de Acogida Municipal. Paula De los Santos, trabajadora social del mismo centro, puntualiza: “los ciudadanos no ven bien a las personas sin hogar si están desatendidos; pero si observan que están en algún centro o en un proceso de inserción, Málaga es muy solidaria y siempre se preocupa por ellos”. Por su parte, María Tardón comparte que “las PSH son muy invisibles, si no se vive una situación cercana estas personas no son visibles a la sociedad; las PSH es de los colectivos que no disponen de una asociación propia, por lo que es una realidad a la que nosotros queremos dar visibilidad”.

En coordinación, Puerta Única, el Centro de Acogida Municipal y la Agrupación de Desarrollo para personas sin hogar (PSH) se encargan de atender a las personas sin hogar. El objetivo de Puerta única es “ser el punto de referencia para las PSH y optimizar los recursos”, dice María Tardón. Y el Centro de Acogida Municipal pretende “acompañar a las PSH a salir de su situación a través de los planes de intervención, así como mejorar su calidad de vida y acompañarles”, comenta Rosa Martín.

El comienzo de la actuación para ayudar a las PSH se inicia con la Unidad de Calle, formada por un conductor, una trabajadora social y un mediador o psicólogo. Estos profesionales salen a la calle en busca de personas que puedan necesitar su ayuda. También, mediante llamadas de ciudadanos, profesionales del ámbito de lo social, hospitales, policía, justicia... que reciben en Puerta Única ofreciendo información sobre las PSH. “La persona viene aquí, aporta sus datos y le abrimos un expediente; después tiene una entrevista con una trabajadora social en la que recogemos toda la información que nos pueda dar y, a partir de ahí, le ofrecemos datos sobre los recursos que tenemos y la orientamos al profesional que más le puede servir”, explica María Tardón.

Carlos Jiménez, psicólogo de Puerta Única, afirma que “algunos PSH son reacios a recibir ayuda y la buscan en la parte psicológica para reducir la ansiedad, la depresión, las obsesiones...”. “Lo que nosotros entendemos como necesidades para ellos y lo que ellos entienden como prioritario es diferente”, puntualiza el psicólogo. Desde la mediación cultural también hacen una gran labor: “lo importante es facilitar la comprensión, la comunicación entre las personas de diferentes lugares y solucionar los posibles conflictos”, continúa Nordín Alghouch, mediador de Puerta Única. “Las PSH tienen la necesidad de ser escuchados y las entrevistas suelen ser muy intensas, ya que intentan descargarlo todo”, informa María Tardón.

En el Centro de Acogida Municipal atienden a las personas que les derivan desde Puerta Única, “trabajamos en red con todas las asociaciones dependiendo de las demandas que tenga la persona que Puerta Única nos asigna”, expone Paula De los Santos. “Aunque cuando se cierra esta vía de acceso por la noche, en el Centro de Acogida da la entrada un técnico auxiliar social; siempre dando preferencia a mujeres y personas mayores”, aclara Rosa Martín. “Las PSH llegan con una tarjeta de Puerta única, aquí firman las condiciones con las normativas y se les da de alta en el servicio que le corresponda: lavandería, higiene, alojamiento, comida...”, defiende esta última.

A partir de ahí “nos coordinamos a través de teléfono, e-mails y reuniones trimestrales en las que se exponen las dificultades que hayamos tenido y se habla de casos concretos, nos llamamos por teléfono continuamente y tenemos una base de datos en la que ponemos el nombre de la persona y los profesionales van reflejando la información que se trabaja con la persona”, concluye María Tardón. Tras ser atendida completamente una persona sin hogar, “en el momento que esa persona ya dispone de hogar y no necesita de un apoyo extra, se supone que ha salido de la exclusión social. Puede continuar en riesgo de exclusión, pero ya no está en situación de sinhogarismo”, comenta la trabajadora social de Puerta Única. “Ya se encuentra en una situación normalizada una persona que accede a un domicilio fijo y es capaz de mantenerlo en el tiempo”, expone Rosa Martín.

María Tardón afirma que “lo que aún hay que mejorar es hacer más visible la realidad del sinhogarismo y hacer más consciente a la ciudadanía de ello; también es importante seguir aumentando el número de plazas en los centros para las PSH”.  Rosa Martín señala, del mismo modo, algunas carencias en ese sentido: “no tenemos un centro en el que las PSH puedan hacer una convalecencia cuando salen de un hospital ya que durante el día se desalojan las habitaciones para limpiarlas, también faltan recursos para enfermos mentales mujeres en situación de calle”.  También “se necesita material más nuevo y de urgencia o un médico”, “los medios siempre se pueden mejorar”, concluye Francisco Domínguez.

Los profesionales que trabajan con las personas sin hogar generalmente encuentran una respuesta positiva en las PSH. Paula De los Santos expone que “aunque lo más desagradable es cuando, en casos puntuales, se tienen que retirar a los niños de las familias, habitualmente las PSH muestran agradecimiento tras recibir ayuda, incluso traen algún ramo de flores”. Rosa Martín, se siente orgullosa con su profesión, cuenta: “es sorprendente ver a unos trillizos que estaban siempre en hospitales y ahora te saludan por la calle; ver a un niño con hemofilia, que estaba en un piso de acogida con sus padres argentinos, actualmente como entrenador de fútbol en Rincón de la Victoria…, “Yo con cosas pequeñas soy feliz; es un trabajo duro pero bonito”, asegura.




Reportaje realizado como periodista del Ayuntamiento de Málaga y publicado en el Boletín Informativo de Derechos sociales 

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