Una persona sin hogar es aquella que carece de una vivienda
en todos los términos: físico, social y legal. Esta definición de FEANTSA (Federación
Europea de Organizaciones Nacionales para Personas Sin Hogar) es la que utiliza María Tardón,
trabajadora social de Puerta Única, para referirse a las personas usuarias de
este servicio. “El sinhogarismo es una situación temporal en la que puede caer
cualquiera tras una serie de acontecimientos vitales”, afirma Rosa Martín, jefa
del Centro de Acogida Municipal.
En España en el año pasado según RAIS Fundación, entidad de
iniciativa social no lucrativa, se estima que existen 35.000 personas sin
hogar. Cáritas cifra este dato en 40.000, a las que suma 3,6 millones personas
que viven en una situación de vivienda insegura (sin título legal, con
notificación de desahucio o bajo amenaza de violencia) y las 5 millones
que residen bajo un techo inadecuado (en estructuras temporales,
asentamientos o chabolas, sin acceso a los suministros básicos o en
hacinamiento).
En Málaga, la atención social, psicológica y de mediación
intercultural centrada en el sinhogarismo se realiza de forma coordinada entre
el dispositivo municipal de Puerta Única, el Centro de Acogida Municipal y la
Agrupación de Desarrollo para personas sin hogar (PSH). La red de plazas para
PSH en Málaga cuenta con un total de 310 ubicaciones, de las que 108 son del
Centro de Acogida Municipal y 202 conveniadas con instituciones de la
Agrupación de Desarrollo, según datos de la Memoria 2016 del Área de Derechos
Sociales del Ayuntamiento de Málaga.
María Tardón explica que anteriormente existía un perfil
prototípico de persona sin hogar: hombre, mediana edad, español y consumidor de
sustancias adictivas, sin embargo “ahora ha habido un incremento de familias
que se quedan sin hogar y de chicos jóvenes que al salir de centros de menores
se quedan en situación de calle”. Rosa Martín sostiene que “los perfiles se van
moviendo y actualmente no hay tantas personas sin hogar del este o árabes”.
Además, comenta la jefa del Centro de Acogida Municipal, “cuando todos decían
que estábamos saliendo de la crisis hubo un aumento notable de población
española sin hogar, al contrario que finlandeses o alemanes”.
“Las necesidades de las personas
sin hogar en los últimos años también han cambiado, lo detectamos
principalmente gracias a que varias veces al año tenemos reuniones con
asociaciones como Cruz Roja en las que se analizan las mismas”, manifiesta
María Tardón. “Lo que más necesitamos ahora mismo son viviendas de apoyo a las
familias y para chicos jóvenes que cumplen la mayoría de edad y necesitan el
empujón para encontrar empleo”, asegura.
Aunque en el número total de
atenciones los varones (841 el pasado año) siguen siendo el perfil mayoritario,
como muestra la Memoria 2016 del Área de Derechos Sociales, “últimamente se
está notando que caen muchas mujeres”, afirma Rosa Martín, con un total de 206
atenciones en 2016. “Hay un mayor número de PSH hombres porque las mujeres
tienen una red de apoyo un poco más amplia; además, ellas tienden a aguantar
situaciones más críticas”, asegura María Tardón. Asimismo, explica Rosa Martín: “siempre hay
más hombres en la calle que mujeres; nosotros teníamos tres galerías de hombres
y solo una de mujeres”.
En general, “la ciudadanía de Málaga ve a las personas
sin hogar con rechazo, como en cualquier lugar”, asiente Francisco Domínguez,
enfermero del Centro de Acogida Municipal. Paula De los Santos, trabajadora
social del mismo centro, puntualiza: “los ciudadanos no ven bien a las personas
sin hogar si están desatendidos; pero si observan que están en algún centro o
en un proceso de inserción, Málaga es muy solidaria y siempre se preocupa por
ellos”. Por su parte, María Tardón comparte que “las PSH son muy invisibles, si
no se vive una situación cercana estas personas no son visibles a la sociedad;
las PSH es de los colectivos que no disponen de una asociación propia, por lo
que es una realidad a la que nosotros queremos dar visibilidad”.
En coordinación, Puerta Única, el Centro de Acogida Municipal y la Agrupación de
Desarrollo para personas sin hogar (PSH) se encargan de atender a las personas
sin hogar. El objetivo de Puerta única es “ser el punto de referencia para las
PSH y optimizar los recursos”, dice María Tardón. Y el Centro de Acogida
Municipal pretende “acompañar a las PSH a salir de su situación a través
de los planes de intervención, así como mejorar su calidad de vida y
acompañarles”, comenta Rosa Martín.
El comienzo de la actuación para ayudar a las PSH se
inicia con la Unidad de Calle, formada por un conductor, una trabajadora social
y un mediador o psicólogo. Estos profesionales salen a la calle en busca de
personas que puedan necesitar su ayuda. También, mediante llamadas de
ciudadanos, profesionales del ámbito de lo social, hospitales, policía,
justicia... que reciben en Puerta Única ofreciendo información sobre las PSH.
“La persona viene aquí, aporta sus datos y le abrimos un expediente; después
tiene una entrevista con una trabajadora social en la que recogemos toda la
información que nos pueda dar y, a partir de ahí, le ofrecemos datos sobre los
recursos que tenemos y la orientamos al profesional que más le puede servir”,
explica María Tardón.
Carlos Jiménez, psicólogo de Puerta Única, afirma que
“algunos PSH son reacios a recibir ayuda y la buscan en la parte psicológica
para reducir la ansiedad, la depresión, las obsesiones...”. “Lo que nosotros
entendemos como necesidades para ellos y lo que ellos entienden como
prioritario es diferente”, puntualiza el psicólogo. Desde la mediación cultural
también hacen una gran labor: “lo importante es facilitar la comprensión, la
comunicación entre las personas de diferentes lugares y solucionar los posibles
conflictos”, continúa Nordín Alghouch, mediador de Puerta Única. “Las PSH
tienen la necesidad de ser escuchados y las entrevistas suelen ser muy
intensas, ya que intentan descargarlo todo”, informa María Tardón.
En el Centro de Acogida Municipal atienden a las personas
que les derivan desde Puerta Única, “trabajamos en red con todas las
asociaciones dependiendo de las demandas que tenga la persona que Puerta Única
nos asigna”, expone Paula De los Santos. “Aunque cuando se cierra esta vía de
acceso por la noche, en el Centro de Acogida da la entrada un técnico auxiliar
social; siempre dando preferencia a mujeres y personas mayores”, aclara Rosa
Martín. “Las PSH llegan con una tarjeta de Puerta única, aquí firman las
condiciones con las normativas y se les da de alta en el servicio que le corresponda:
lavandería, higiene, alojamiento, comida...”, defiende esta última.
A partir de ahí “nos coordinamos a través de teléfono, e-mails y reuniones
trimestrales en las que se exponen las dificultades que hayamos tenido y se
habla de casos concretos, nos llamamos por teléfono continuamente y tenemos una
base de datos en la que ponemos el nombre de la persona y los profesionales van
reflejando la información que se trabaja con la persona”, concluye María
Tardón. Tras ser atendida completamente una persona sin hogar, “en el momento
que esa persona ya dispone de hogar y no necesita de un apoyo extra, se supone
que ha salido de la exclusión social. Puede continuar en riesgo de exclusión,
pero ya no está en situación de sinhogarismo”, comenta la trabajadora social de
Puerta Única. “Ya se encuentra en una situación normalizada una persona que
accede a un domicilio fijo y es capaz de mantenerlo en el tiempo”, expone Rosa
Martín.
María Tardón afirma que “lo que aún hay que mejorar es
hacer más visible la realidad del sinhogarismo y hacer más consciente a la
ciudadanía de ello; también es importante seguir aumentando el número de plazas
en los centros para las PSH”. Rosa
Martín señala, del mismo modo, algunas carencias en ese sentido: “no tenemos un
centro en el que las PSH puedan hacer una convalecencia cuando salen de un
hospital ya que durante el día se desalojan las habitaciones para limpiarlas,
también faltan recursos
para enfermos mentales mujeres en situación de calle”. También “se necesita material más nuevo y de
urgencia o un médico”, “los medios siempre se pueden mejorar”, concluye
Francisco Domínguez.
Los profesionales que trabajan
con las personas sin hogar generalmente encuentran una respuesta positiva en
las PSH. Paula De los Santos expone que “aunque lo más desagradable es cuando,
en casos puntuales, se tienen que retirar a los niños de las familias,
habitualmente las PSH muestran agradecimiento tras recibir ayuda, incluso traen
algún ramo de flores”. Rosa Martín, se siente orgullosa con su profesión,
cuenta: “es sorprendente ver a unos trillizos que estaban siempre en hospitales
y ahora te saludan por la calle; ver a un niño con hemofilia, que estaba en un
piso de acogida con sus padres argentinos, actualmente como entrenador de
fútbol en Rincón de la Victoria…, “Yo con cosas pequeñas soy feliz; es un
trabajo duro pero bonito”, asegura.
Reportaje realizado como periodista del Ayuntamiento de Málaga y publicado en el Boletín Informativo de Derechos sociales
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