jueves, 22 de diciembre de 2016

Diminutos profetas



El viento nos estorba
a este lado de la isla.
Se consumen las palabras
que antes fueron escritas.

Los mecenas se hacen
diminutos profetas,
que predican por costumbre
para curar las heridas.

Ya nada de aquello
que parecía eterno
sigue latiendo;
todo se esfuma.

Se acortan los tempos,
los versos se agitan,
la literatura se asusta
al pasar por las esquinas.

¿Cómo frenar la tormenta?
¿Cómo pausar la caída?
Si cada segundo es un poema

de rodillas ante la vida.

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