domingo, 24 de agosto de 2014

Peter Pan o el miedo a crecer como raíz de la anorexia

Casas publica su primer libro en el que cuenta su propia experiencia con la anorexia y la bulimia


"Pensé en el libro Peter Pan, en la relación que tenían los niños perdidos de Nunca Jamás con la anorexia y la bulimia; está muy ligado porque la raíz de estas enfermedades está en el miedo a crecer". María Casas tenía motivos más que suficientes para escribir el libroNiños perdidos, necesitaba contar su propia historia para ayudar a otras personas que sufren bulimia o anorexia. María contiene en sí misma las características que le atribuye a Paula, la protagonista del libro: tez blanca y cabellos dorados, risueña, entera y llena de vida, capaz de guardar secretos inconfesables. María es una periodista que, tras sufrir estas enfermedades durante más de 15 años, decide abrir la herida para transmitir esperanza, para demostrar al mundo que, como ella, todos pueden salir de la enfermedad. 

María Casas ya no se siente perdida. Habla de su enfermedad como algo ya pasado y con las distancias medidas. Asume su pasado mientras acepta que ya su vida ha cambiado. La literatura muchas veces tiene el papel de resguardar los momentos que surgieron a gritos, las sensaciones que la piel ya no puede sostener, los rencores y precipicios que hay que vaciar para mantener el equilibrio necesario. El libro como rincón de los miedos y de las recaídas, de las sombras que ocultan los motivos para seguir luchando, como la puerta tras la que se desecha el pasado. 

La periodista estuvo muy enferma, tanto que la veían como un caso perdido, como ella misma relata. Pero supo aferrarse a la vida. A los ocho años comenzó con la enfermedad. Ahora, con veintinueve, sostiene la mano de su hija de cuatro y el cruce de miradas entre ambas desata la esperanza. Cuando escribió el libro María Casas ya estaba curada, aún así, unió prosa y verso para dar fuerza a aquellas personas que no lo están. Se sentía en la obligación de escribir el libro porque en España hay más de 300.000 casos de anorexia.

Pese a la bulimia y a la anorexia, María es licenciada en Periodismo y ha trabajado en diversos medios de comunicación. Niños perdidos es su primer libro pero afirma que va a seguir escribiendo, quizá cuentos infantiles, tal vez ahondando en estas enfermedades. La periodista adora su oficio pero, en cuanto a la libertad que ofrece escribir un libro, se decanta por la literatura.

Niños perdidos, su primera obra, nació gracias a uno de sus profesores de periodismo. María detalla con ilusión el día en el que le enseñó el libro a su profesor y este, que trabajaba en la Editorial ViveLibro, le sugirió la coedición del mismo. 

María no sintió miedo a la hora de exponer su experiencia y su enfermedad al público. Trató de no hacer daño a su entorno más cercano. Cuenta que entiende el sufrimiento por el que también pasó su familia, ya que una enfermedad así no afecta solo a la persona que la desarrolla. "Para los que están a tu alrededor la enfermedad es un infierno", explica. Pero a la hora de condensar todo lo vivido en un libro, su familia estuvo ahí para poner el punto y final y pasar página. "Paula se queda con la enfermedad y se queda con el libro", cuenta la autora. Y María sigue viviendo. 

"No hay una causa específica que genere la enfermedad, es como un vaso vacío que se va llenando de agua. Las personas solemos vaciar las emociones, pero en este tipo de enfermedades lo que ocurre es que son personas con una autoestima muy baja, muy perfeccionistas, se callan mucho. Entonces el vaso se va llenado. El vaso se va desbordando". Niños perdidos es un libro que demuestra que la anorexia o la bulimia se convierten en un refugio para enfrentarse al mundo. Como expresa la autora: "Es un arma de doble filo, porque te aparta de los demás pero también te aparta de ti mismo".

Artículo publicado en Granada Hoy el 28 de julio de 2014



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