miércoles, 6 de marzo de 2013

Los huesos de las preguntas retóricas


Como cuchillo ensangrentado,
las líneas se rompen en pedazos.
Por allá, el infinito denota venganza,
los versos comienzan a surgir apoteósicos,
bastos y crueles estallan con un ruido ensordecedor.
Las palabras se inclinan  hacia el vacío.
Las rimas lloran.


Lejos, muy lejos,
el odio se extiende hasta límites inalcanzables.
El lugar propicio para la retórica barata se ahoga en la furia.
Cortinas de seda arden de rabia,
rústicos prostíbulos metafóricos secuestran  una métrica inexistente,
dejan huellas en su cuello,
la asfixian.


Fue soberbio el principio del desastre.
La figura del cadáver hilaba recuerdos con costuras liricas,
pero aquellos momentos vividos eran despiadados asesinos.
Descosiéndose las venas con los dientes,
mordiendo poco a poco los acentos inacabados,
rezando en el funeral de su propio crucifijo,
prefirió escribir.


Cadenas de caligrafías inexactas estallaban del papel,
masticando los huesos de las preguntas retóricas.
Los ojos le empezaron a sangrar.
Cambió plumas indefensas por cuchillos afilados,
hizo de su propio vientre el papel que desgarró el silencio.


                                                                                               Acuchilló el papel,
                                                                                        Poetizó sobre su vientre.

1 comentario:

  1. Líneas, versos, metáforas, papel... y haces con eso un universo de humano desasosiego. Qué potente.

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