miércoles, 30 de enero de 2013

Lo que pudo ser una victoria para España



El tribunal de la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC) se posicionó hace dos días a favor de Islandia. Este país no tendrá que compensar a los clientes extranjeros de sus bancos. La justificación que avala la decisión de la AELC se centra en que Islandia se encuentra en una crisis sistémica de gran magnitud. Así, sin más, la nación nórdica no tiene por qué estar obligada a cubrir las pérdidas de clientes de depósitos británicos y holandeses. Con esta resolución, la Comisión Europea aumenta sus rozaduras e Islandia obtiene una trascendente victoria moral.

En momentos así, cabe pensar en las posibilidades que pudo tener España. Quizá, si hubiera adoptado una posición como la de Islandia que con un gobierno que, tras el colapso del 93% de su sector financiero, protegió los depósitos de sus ciudadanos… Bucear por un pasado que no ocurrió no cambia nada. Pero, ahora que los inspectores de la troika pasean por Madrid verificando que los españoles cumplimos con nuestras “obligaciones”, es preciso reflexionar sobre las decisiones que se toman en un país que sobrevalora la soberanía intervenida.

En situaciones límite de quiebra del sistema financiero las consecuencias disminuirían sobre los Estados si estos no devuelven el dinero de sus ahorradores extranjeros. Tal vez, deberíamos dejar de preocuparnos por lo que piensan los demás sobre nosotros y centrarnos más en lo que pensamos nosotros mismos. Ser más egoístas en la era del individualismo (globalizado) no es difícil. El modelo de la banca transfronteriza no tiene por qué ser el único o el mejor. Nacionalizar lo que pudo ser una victoria moral también para España acota entre interrogaciones la derrota que mantenemos en la actualidad. El dinero público no tiene que estar obligado a salvar bancos privados.


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