lunes, 17 de diciembre de 2012

Latidos a versos




- ¿No vas a decir nada? –
No.
No iba a hacerlo.
Recorrer el silencio es la más mortífera agonía.


Cae la tinta.
Se derrama.
Se derrite.


Aturdido,
mira al suelo
donde gotean,
desperdigadas y dóciles,
las magulladuras de sus entrañas.


Siente calor en el pecho,
como si la silueta de su morfología cardíaca se rompiese.
Como si dentro de él,
en la más profunda alegoría,
creciese algún tipo de vida silvestre.


La tinta vuelve a darse de bruces.
Se asfixia.
Se desvanece.


Espinas desde su vientre,
contando pecas y amaneceres,
soslayando pétalos,
sumergiéndose en un rojo fluido,
desde su cavidad torácica.


Explota, de golpe,
como un mar de glóbulos rojos,
¡como si no tuvieran derecho a liberarse!
entre la tinta,
entre sus pupilas volátiles.


Desfallece la tinta.
Se desmaya.
Se desangra.


1 comentario:

  1. Hay tintas que derraman la inspiración y la escriben con sentimientos...

    ResponderEliminar