Las vueltas de `vacaciones´ sin bañador gritan que
septiembre ha llegado. Green Day
despierta en cualquier Spotify pausado a decibelios de añoranzas y el ropero
tiembla por las mudanzas tradicionales. La inclinación del eje de la Tierra
sigue cambiando, en su etiqueta de las rebajas no especifica `del derecho´ o
`del revés´. Mejor dicho, acaba de asumir que no hay distinción, todo es
reversible.
La moda verano - otoño asusta a los armarios que
sufrirán el consumismo rutinario con la austera sensación de consolación
personal. Es curioso cómo la apariencia determina las relaciones sociales y
despierta cualquier opinión inoportuna que subyace tras una sociedad
estereotipada. Interesante cuándo juegas por la calle a adivinar la ideología
política de cualquier persona por el decoro que despide su camisa sumisa. Las
chaquetas y corbatas son impresos de personalidad; el corte que
inconscientemente (espero) fijará las pautas por las que serán tratados.
La ironía tras los objetos cotidianos sostiene que
el corte de pelo refleja las preferencias sexuales, así como un simple pantalón
te introduce en un mundo u otro de la cultura. El tipo de música que escuchas,
las obras de teatro, el tipo de películas y todo rito medieval que ahora tachan
de simple `entretenimiento´. Un entretenimiento que yo subrayaría como la
verdadera escuela de vida.
Margarita
Rivière, en el libro `Lo
cursi y el poder de la moda´, retransmite cucharadas de esta realidad sin
edulcorantes, aunque un poco más estándarizada. Pero la conclusión siempre será
que lo cultural destaca sobre lo premeditado para construir una apariencia.
Y ahora, pasead con zapatos de 600 euros habiendo
gastado sólo unos céntimos en un libro… Manteniendo una talla S por dietas
prefabricadas igualadas a prefabricados conocimientos.
La cultura sale del armario. Bueno, en realidad
nunca estuvo allí. Ya querrían chaqués de boquita tener la cultura que poseen
muchos con unas simples chanclas playeras. Como decía el escritor, filósofo y
poeta estadounidense Ralph Waldo Emerson: “la cultura es
una cosa y el barniz otra.”
Columna publicada en La Opinión de Málaga el jueves 6 de septiembre de 2012
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