Jack Daniel's para desayunar concentrando
bostezos similares al anochecer de Los Beatles. Seis de la mañana. Llorar Whisky
en compensación a la anticiclónica política (d)eficiente.
Toda esa anticipación metafísica para terminar en la
sala de espera de un hospital cualquiera. Pongamos que, para especificar más,
tenemos cita con el oculista de turno. Por supuesto, seguridad social. Típicos
aparatitos para revisar la tensión, comprobar el buen estado de la retina,
dilatar las pupilas (por lo negro del sistema) y descifrar algunas letras para
concretar dioptrías a modo de niño de cinco años.
Pues bien, en el supuesto de que esta situación sea
real, está jodido.
Porque en verano la sanidad es como un inmigrante
sin papeles. Y más en el verano de Rajoy, que durará cuatro años. Porque,
dependiendo del turno, quizá tenga suerte y el médico esté en la consulta y
todo. Porque todavía no se ha dado el caso de alguna persona que haya sido
capaz de descifrar la letra de cualquier doctor, pero el lenguaje de las nuevas
tecnologías se les da de lujo. Sobre todo, cuando en mitad de una consulta
suena un mensajito de Facebook.
Y por todos los etc que ya conocemos.
La meritocracia del ibuprofeno para todo, el resto
son cuentos. Además, la ley de costas nos acerca al precipicio. Al tumulto de
medusas y basura con pequeñas dosis de Mediterráneo.
Lo
que nos gusta acumular mierda, con perdón, por donde quiera que vayamos. Como
en las Crónicas Marcianas de Ray
Bradbury. Suciedad, la que
amontonamos los turistas de domingo por placer o el sistema sanitario por
parecer. También la almacenan los políticos, los que más diría yo, solamente
para sacarla cada dos por tres en un mitin o similares. Claro, si se encargan
de ir organizando la basura por secciones no tienen tiempo de limpiarla.
Pobres.
Y ya que nos habíamos despertado como Los Beatles
continuaremos sus pasos. Como decía John Lennon: “no sé que desaparecerá antes,
si el rock´n´roll o el cristianismo”; ahora podemos decir: “no sé que acabará
antes con nosotros, la sanidad o el gobierno”, para el caso es lo mismo.
Pero bueno.
¿Un Jack Daniel's?
Columna publicada en La Opinión de Málaga el jueves 19 de julio de 2012
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