Leo entre líneas la inexactitud de lo cotidianamente
llamado contemporáneo. Suspira la humildad. Ese zapping televisivo que ya no
sabe dónde detenerse, tiene miedo de parar. Ese trending topic de ministros,
desencajes de segunda mano, costuras económicas y otros descosidos.
Sin embargo, me recuerda Alfonsina Storni, por las noches
en el momento en el calor se evapora, la
necesidad intrínseca de la lírica. Cuando se nubla la agonía rutinaria. Menos
mal que me lo recuerda.
Tras los restos que dejaron los libros, puñaladas de
letras, después de un evento conceptualizado como `feria´, qué palabra. Aún quedarán
chiquillos (antojos online) buscando dónde estaba esa feria. La devaluación
literaria se solidariza con la crisis.
Pero reconforta la poesía, ese recuerdo. Los versos
cuando lo bélico se convierte en rima asonante, por ejemplo. Cuando antologías
cual `Poesía de los Talibanes´ se publica en Estados Unidos, y cuya autoría
implícita ya no se define como terrorista y radical (dentro de la lírica, eso
sí). Tan sólo son los versos que alguien resguardó de la lluvia.
Consuelan también decisiones como las del alcalde de
Bogotá. Petro convirtió la Plaza de Santamaría en un lugar para realizar
eventos culturales debido a que la Corporación Taurina se negaba a eliminar la
muerte del toro. “Los mejores poetas y escritores se reunirán cotidianamente
con los estudiantes de nuestros colegios públicos para dictar clases de literatura y letras”, dijo. Esas son
medidas, no las de nuestro querido Wert.
Málaga también concreta poesías en entornos salinos.
Toros y talibanes aparte. Hoy a las
21:00 horas podemos encontrarnos entre estrofas a Karmelo C.Iribarren en el
jardín del Museo Picasso. Causa de esta aproximación lírica es el ciclo `Poesía
en el Picasso´ que todos los jueves de este mes de Junio regresa a deleitarnos con
poesía actual española. Este periodo de lirismo distribuido a desmayos de jueves universitarios, cuenta con
la participación de Félix Grande, Ángeles Mora,
Karmelo C. Iribarren y Rosa Romojaro.
Versos con sal. Anocheceres poéticos para contrarrestar largas
prosas a rescate. Y la poesía es eso,
simplemente la sutileza con la que aliviar las heridas. Las rozaduras; pequeños
pedacitos de economía sumergida, trozos de urnas con edulcorantes y recortes,
`sencillos´ recortes.
Columna publicada en La Opinión de Málaga el jueves 21 de junio de 2012
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