“Nunca nadie se reflejará en mis lágrimas,
Nadie porque tú eres mi todo.
Nadie las cuidará para que germinen,
Nadie como tú.
Nadie las resguardará,
Las cubrirá de razones
Y las desarropará irrazonablemente”.
- Dijo la pequeña aprendiz de princesa. -
“Nadie recorrerá su figura,
Lágrimas tibias,
Contornos salinos.
Nadie las abrazará cuando huyan,
Cuando se acuesten
Y acurruquen su inocencia”.
“Nadie”
- Y mecía
entre sus brazos aquel antiguo retrato. -
“Nadie”
- Gritaba
entre susurros.
Mordía, dientes plebeyos, recuerdos de hipocresía.
Masticaba palabras inertes. -
“Porque se evaporará el llanto,
Se secará el mar.
Nadie alquilará frascos de insolencias,
Nadie más.
Nadie habitará en mis pestañas y las abandonará.
Nunca permitiré que el azul infame,
Perforado a tempestades,
Acaricie más sollozos sin llamar”.
- Clasificaba
heridas por resacas (me contó el último trago de ron). Carecía de presunción de
inocencia. Pena de muerte por inhibición. Matizaba restos de alcohol tras la
desigual armonía de las costuras de su albornoz. Impermeable de ausencias.
Tristezas. Cosas de princesas. –
“Nunca,
Porque mis lágrimas son llamas,
Pupilas de irrefrenable alevosía.
Infame recuerdo,
Ojos perversos.
¡Nadie!
¡Nunca!
¡Encerradlos en celdas!
¡Matadlos si no me obedecen!
Siempre encantada con tu espacio...se respira ese aroma que se siente cuando estás en paz, reflexionando contigo misma, con la vida que es poesía para nuestro templo. Seguiré paseando por éste, tú rincón de emociones.Estuve ausente algunos meses,me visitó el dolor, ese dolor que te deja sin aliento,sin embargo amiga, como un Ave Fénix, he renacido y ya estoy con ustedes. Te dejo hecha invitación a que me visites en mis rincones de reflexión y música, no necesitas avisarme...tan sólo llega, que mi corazón está abierto para todos. Un abrazo fraternal. Dew
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