martes, 7 de febrero de 2012

La biblioteca: el lugar más democrático del mundo




El teatro Cánovas de Málaga abrió sus puertas con motivo del día Internacional de la Biblioteca. Un encuentro de clubes de lectura con la escritora Clara Sánchez, Premio Nadal 2010. José Martín de Vayas, director del Centro Andaluz de las Letras, y Paulino Plata , Consejero de Cultura de Andalucía, compartían mesa en el escenario con la escritora.


Catorce filas de sillones azules con miradas puestas en la periodista (colaboradora de El País), licenciada en filología hispánica y escritora de Lo que esconde tu nombre. “Mi mejor novela, la más madura”, expresaba la autora. Una novela premiada con el Nadal 2010, el centro del evento que iba dirigido al paraíso, dando sentido a la metáfora de Borges.


Fuera del teatro la lluvia había desaparecido físicamente, pero dejaba el espíritu lector que siempre desprenden las tardes grises. Como Sánchez describía, era una tarde para recordar a la literatura. Letras, libros, literatura;  “la Biblioteca, el lugar más democrático del mundo”.
La escritora lleva publicando desde el año 89. Nueve novelas en total que contesta a la simple y complicada pregunta del por qué escribir. Para saber si los lectores sienten  lo mismo, las mismas preocupaciones; para que se identifiquen.


“Siempre me he sentido un poco rara” dice, quizás porque ha cambiado mucho de ciudad, de casa. O por tener que estar siempre adaptándose. Vivir a lo Clint Eastwood, “siempre tengo la sensación de estar adaptándome a algo”. Tal vez, “porque vivo en un mundo que no entiendo, que no controlo”.


Lo que esconde tu nombre, “no es una novela de nazis”, dice su autora. Es fruto de una vivencia ligada a un recuerdo en forma de foto en el periódico. “Tenía que escribir esta novela, no podía escribir otra”. El libro trata de expresar la facilidad que tenemos de olvidar, de enmascarar.


Sandra, la protagonista, está embarazada en pleno máster de maduración (representaba de alguna forma a la autora). Julián es muy viejo, “como mi padre”. Ambos comparten experiencias, conocimientos, limitaciones. En la novela hay unos viejecitos que empujan un carrito de la compra por el supermercado mientras les arde la sangre por dentro cada vez que ven homosexuales, negros… Nazis insertados en la sociedad.


“Ni se te ocurra leer”, exclama Clara Sánchez iluminada por focos áureos. Eso es lo que deberían decir las madres. El mejor placer es el que se prohíbe, la dicha de devorar un libro escondido bajo los apuntes antes de un examen.

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